"La Salvación viene de los judíos" (Juan 4,22) "Al judío primeramente y también a las naciones..." (Romanos 1,16). "En cada Cristiano hay un Judío" (Papa Francisco) "Jesús es Judío y lo será para siempre" (Juan Pablo II)

viernes, 5 de febrero de 2021

El Credo. Artículo II, Segunda Parte.


 

El Credo.
Artículo II, Segunda Parte.
 
"Creo en un solo Señor Jesucristo... 
 
...Que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de la Virgen María y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato. Padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre, y desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin".
 
Esta segunda parte del artículo II abarca la vida terrena de Jesús, quien se movió verdaderamente en la historia como un hombre nacido en Israel, bajo el dominio del imperio romano.
Jesús es Dios, que se encarna para nuestra salvación:
 
Juan 1,14
Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
 
Juan 3,16
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
 
El nacimiento de Cristo no requirió de la unión sexual humana, sino de la acción del Espíritu Santo y el sí de la Santísima Virgen María:
 
Lucas 1,27-35.38
...Una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
 
Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
 
Los ebionitas, una secta judaizante, negaba la concepción y nacimiento virginales del Señor, y afirmaban que Jesús había sido concebido por vía sexual entre José y María, ignorando lo dicho en los Evangelios de Mateo y Lucas, además de los nacimientos milagrosos del Juez de Israel Sansón y el Profeta Samuel.
 
Jesús vivió como cualquier ser humano que vive en este mundo, con las limitaciones y fragilidades propias de los hombres: tuvo hambre, sed, frío, se enfermó, tuvo necesidades fisiológicas como orinar y defecar; rió, lloró, se enojó, se sorprendió, aprendió, etc. Negar cualquiera de estos aspectos de la vida del Mesías es negar su plena humanidad, y se considera docetismo (del griego δόκεσις: apariencia) una herejía que negaba la humanidad de Jesús, afirmando que era un mero espíritu con un cuerpo aparente, o que fue el espíritu del Verbo quien poseyó el cuerpo de Jesús, abandonándolo al morir en la cruz. Esta creencia era sostenida sobre todo por los gnósticos, por lo cual, en Juan 1,14 se insiste que Jesús se hizo Σαρχ (Sarx= Carne), es decir, que Jesús adquirió todas las fragilidades y flaquezas de la naturaleza humana.
 
"Cristo se hizo niño para redimir a los niños.
Se hizo joven para redimir a los jóvenes,
Adulto para redimir a los adultos,
Débil para redimir a los débiles
Y trabajador para redimir el trabajo".
- San Ireneo de Lyon.
 
Después de tres años de predicación, en la cual sanó enfermos, liberó endemoniados, reivindicó y redimió pecadores y denunció la corrupción de la clase sacerdotal, fue arrestado y juzgado por el Sanedrín o consejo judío de ancianos, que lo condujeron ante el prefecto Poncio Pilato. ¿Por qué aparece Pilato en el Credo? Porque da constancia y soporte histórico a la muerte de Jesús, ocurrida durante su mandato (29-39 d.C.).
 
Jesucristo fue condenado bajo cargos de sedición, como un rebelde político, y como tal, ejecutado en la cruz, a pesar de su inocencia.
 
Las expresiones "Padeció y fue sepultado" son contestación a dos herejías: primero, el docetismo, que negaba la plena corporeidad de Jesús, y decía que no había sufrido ningún dolor, y, segundo, los rumores que el filósofo romano Celso, que decía que Jesús, al morir, había sido arrojado a la fosa común donde eran depositados los cuerpos de los crucificados judíos al ser bajados de la cruz.
"Padeció todo esto por nosotros, para salvarnos. Padeció verdaderamente... No como algunos incrédulos dicen que padeció en apariencia..."
- San Ignacio de Antioquía.
 
Jesús se entregó a la muerte para salvarnos:
Juan 3,14-15
"Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre,
para que todo el que crea tenga por él vida eterna".
Juan 10,14-15
"Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas".
Romanos 3,25
"A quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente".
Romanos 5,10
"Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!"
Sin embargo, la muerte no tuvo la última palabra, y Jesús resucitó para respaldar su predicación y obra, y demostrar que el Padre verdaderamente estaba a favor de Cristo:
Hechos 2,22-24
"Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis,
a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano de los impíos; a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades, pues no era posible que quedase bajo su dominio".
Mateo 28,5-6
El Angel se dirigió a las mujeres y les dijo: "Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba".
Apocalipsis 1,17-18
"No temas, soy yo, el Primero y el Ultimo,
el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la Muerte y del Hades".
Y regresó al Padre, subiendo a los cielos y retomando el lugar que ocupaba antes de su encarnación: a la derecha de Dios, posición que en el judaísmo implica favor y autoridad:
Marcos 14,62
Y dijo Jesús: "Sí, yo soy, y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios y venir entre las nubes del cielo".
Marcos 16,19
El Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios.
Pero Jesús volverá al final de los tiempos a juzgar a todos, vivos y muertos:
Mateo 25,31-32
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
Apocalipsis 22,12
"Mira, vengo pronto y traigo mi recompensa conmigo para pagar a cada uno según su trabajo".
Jesús ha recibido toda la autoridad de Dios para juzgar a los hombres:
Juan 8,16
"Si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado".
Y Jesús es Rey, pero un rey diferente a los del mundo; Él no impone su autoridad con violencia y opresión, sino que sirve a los demás. En el amor y el servicio se manifiesta su reinado:
Juan 18,36-37
"Mi Reinado no es como los de este mundo. Si mi Reinado fuese como los de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reinado no es como los de aquí."
Entonces Pilato le dijo: "¿Luego tú eres Rey?" Respondió Jesús: "Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".
 
Y su reino no tendrá fin:
Génesis 49,10
"No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de entre tus piernas hasta tanto que se le traiga el tributo y a quien rindan homenaje las naciones".
Apocalipsis 5,12-13
Y decían [los seres vivientes] con fuerte voz: "Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza."
Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: "Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos."
Apocalipsis 12,5
La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.
Apocalipsis 19,11-16
Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco: el que lo monta se llama «Fiel» y «Veraz»; y juzga y combate con justicia.
 
Sus ojos, llama de fuego; sobre su cabeza, muchas diademas; lleva escrito un nombre que sólo él conoce; viste un manto empapado en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. Y los ejércitos del cielo, vestidos de lino blanco puro, le seguían sobre caballos blancos.
 
De su boca sale una espada afilada para herir con ella a los paganos; él los regirá con cetro de hierro; él pisa el lagar del vino de la furiosa cólera de Dios, el Todopoderoso. Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores.
 
Jesús, con su humanidad, es el mejor modelo de lo que es un ser humano íntegro, y podemos serlo con la ayuda del Espíritu Santo, disposición y humildad.
 
Es nuestro deber como católicos creer y agradecer que Cristo se haya hecho uno de nosotros y amarnos hasta la muerte. También, ser conscientes de que Él nos juzgará, por lo cual, debemos y necesitamos practicar y vivir la fe y las obras de misericordia.
 
Seamos dignos súbditos de tan grande y buen Rey, cuyo Reinado se manifiesta cuando vivimos como hermanos, rescatando a los perdidos y ayudando a los demás, enseñándoles a vivir la fe católica que profesamos en Jesucristo nuestro Señor.
 
- Abbir ben Ismael.
 
(Imagen: reconstrucción digital del rostro de Jesús de la Sábana Santa de Turín por Ray Downing).

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