"La Salvación viene de los judíos" (Juan 4,22) "Al judío primeramente y también a las naciones..." (Romanos 1,16). "En cada Cristiano hay un Judío" (Papa Francisco) "Jesús es Judío y lo será para siempre" (Juan Pablo II)

miércoles, 19 de agosto de 2020

Solemnidad de la Asunción de María Santísima

 

Con motivo de la fiesta de la Solemnidad de la Asunción de María Santísima, volvemos a colocar esta publicación para bien de toda la Iglesia Católica.
 
Nuestra herencia judía en el catolicismo: La intercesión y Asunción de María.
 
A menudo, la tradición de la Iglesia Católica es atacada por desconocimiento, sobre todo lo que se refiere a la vida de Nuestra Señora, Myriam haBetulá (la Virgen María), tildando muchos episodios de su paso por la tierra como inventos piadosos tardíos y "leyendas para justificar dogmas", sobre todo porque la Biblia no dice "nada" al respecto.
 
Contrario a tales postulados, el libro del Apocalipsis nos muestra la visión de una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, con una corona de doce estrellas que gime de dolores de parto. Dicha mujer da a luz al Mashíaj (Mesías).
 
La mujer, sin lugar a dudas, es Myriam, la madre de Yeshúa haMashíaj (Jesucristo), pues ella da a luz históricamente al rey que "habrá de regir a los pueblos con cetro de hierro", sin embargo, la descripción simbólica que el Apocalipsis da de ella está impregnada de antecedentes veterotestamentarios muy palpables.
 
Los elementos que adornan a Nuestra Señora están inspirados en el sueño del patriarca Yosef (José), el hijo de Yaakov (Jacob), tal como se describe en el libro del Génesis:
 
«He tenido otro sueño: Resulta que el sol, la luna y once estrellas se inclanaban ante mí.» (Gn 37,9).
 
Myriam, en la visión de Yojanán haShaliaj (el Apóstol Juan), recibe los atributos de la plenitud de Israel:
 
- Yaakov (el sol) la viste, dándole autoridad y legitimidad, pues vestir con a alguien con la propia ropa significaba otorgar autoridad y/o poder, como en el caso Eliyah haNabí (el profeta Elías), que viste a su discípulo Elisha (Eliseo) con su propio manto, heredándole su poder de profeta.
 
- Rajel (Raquel), específicamente la madre de Yosef y Biniyamin (Benjamín), representada por la luna, es quien fundamenta y apoya su maternidad. Cabe destacar que Rajel es considerada por el pueblo judío la intercesora y consoladora de Israel, quien con sus lágrimas llora y ruega por su pueblo.
 
- Las Doce Tribus de Israel (las doce estrellas) coronan la cabeza de Myriam, declarándola reina del pueblo elegido y madre legítima de haMashíaj.
 
Con base en estos elementos, es innegable que Nuestra Madre posee la judeidad y realeza plenas para ser madre de haGoel (el Redentor) de Israel, además de intercesora de su pueblo y de sus nuevos hijos, redimidos por la sangre preciosa de Yeshúa.
Pero, ¿Y qué de la asunción?
 
A la mujer del Apocalipsis se le dan dos alas...
 
Además, tomemos en cuenta que la asunción en el ideario judío representa reivindicación y favor de Dios. 
 
Según relatos tradicionales judíos, Moshé (Moisés), Eliyah, Yeshayahu (Isaías), Janoj (Henoc) y otros personajes del Antiguo Testamento, fueron llevados al cielo (asunción) para ser reivindicados y corroborados por el mismísimo Hashem.
En el Nuevo Testamento sucede lo mismo con Yeshúa Adonenu (Jesús Nuestro Señor), quien sube por sí mismo -no es llevado- al cielo.
 
La tradición cristiana afirma que, al final de su vida terrena, Nuestra Madre fue llevada al cielo en cuerpo y alma, es decir, asunta= reivindicada, por lo cual, El Eterno es el aval de la verdad y la pureza de su hija predilecta, quien, como Rajel, ora por el pueblo de Israel y por la Iglesia establecida por su Divino Hijo. Ella nos guía por el camino de la fe y el amor para, como ella, ser felices en el cielo alabando y glorificando a Hashilush haKadosh (La Santísima Trinidad).
 
- Por Abbir ben Ismael.

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YESHUA HAMASHIAJ