"La Salvación viene de los judíos" (Juan 4,22) "Al judío primeramente y también a las naciones..." (Romanos 1,16). "En cada Cristiano hay un Judío" (Papa Francisco) "Jesús es Judío y lo será para siempre" (Juan Pablo II)

jueves, 18 de junio de 2020

Sagrado Corazón de Jesús Desde una visión bíblica y la mística judía


Sagrado Corazón de Jesús
Desde una visión bíblica y la mística judía

“Los canales de la sangre en el corazón están regulados por el rúaj que sale de los pulmones, el oxígeno que entra al corazón a través de los pulmones” (Rabí “TzFat” Roberto A. Latapiat Sh´lita. El INRI en la vida de la humanidad. Venezuela 2005).

La afirmación central y el corazón del judaísmo se proyectó vivamente en el “Altar de la Cruz”, cuando fue roto el Sagrado Corazón de Jesús fluyendo sangre y agua. Fue la expresión plena del amor de Dios por su pueblo Israel dando así plenitud a la Toráh. “Oye Israel (שְׁמַע יִשְׂרָאֵל): YHVH es nuestro Dios, YHVH es uno. Amarás a YHVH, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu poder, y llevarás muy dentro del corazón todos estos mandamientos, que yo hoy te doy” (Dt 6, 4-6; Cf. Mc 12, 29), es así que es confesado como único y amor al prójimo (Cf. Lv 19, 18). 

Esta afirmación hebrea, Pablo no dudó en desdoblarla para expresar la fe cristiana diciendo: “Para nosotros no hay más que un Dios Padre, de quien todo procede y para quien somos nosotros, y un solo Señor, Jesucristo” (1 Cor 8, 6; Cf. El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia Cristiana, n° 24).

Para poder entender el misterio del Sagrado Corazón de Jesús traspasado por la lanza del soldado romano el cual brotó agua y sangre y entender los tres testigos que menciona la 1 Carta de Juan 5, 6-8: “Él es el que vino por el agua y por la sangre, Jesucristo: no en agua sólo sino en el agua y en la sangre. Y es el Espíritu el que lo certifica, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que testifican: El Espíritu, el agua y la sangre, y los tres se reducen a uno sólo”.

Desde el principio “Génesis – בְּרֵאשִׁית” ha seguido un patrón que está ligado al judaísmo:
1.     Creación: Agua. Gn 1,2 “y el soplo de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”. Sangre. Gn 1,26 “Y dijo Dios: Hagamos al hombre”. Hombre del hebreo “Adán” אָדָם   y está relacionado con otras dos palabras hebreas “sangre” dan -  דַּם       y “tierra” adamá - אֲדָמָה .    Linguistiamante Adán estaba asociado on la “sangre” omo con la “tierra”.
2.     Pascua: Agua. Éx 14, 22 “Los israelitas entraron por el mar a pie, sin mojarse, y las aguas les hacían de murallas a derecha a izquierda”. Sangre: Éx 12, 7 “Con algo de la sangre rociarán el marco de la puerta de la casa donde lo coman”.
3.     Sumo Sacerdote: Agua. Mt 3, 16; cf. Josué 3, 1-17 “Después de ser bautizado, Jesús salió del agua y en ese momento se abrió el cielo y vio al Espíritu Santo de Dios”. Sangre: Jn 19, 34. “En seguida brotó sangre y agua”.

A lo largo de la historia de la salvación se había venido mostrando elementos del corazón como la sangre, el agua y el “rúaj” que llevaron a una expresión mística al pueblo de Israel en los distintos estados de conciencia que se manifestaron en el corazón.

El corazón es un sistema nervioso y una compleja red de neurotransmisiones, proteínas y células, comprenden treinta y dos estados de conciencia, “que conducen hasta el estado de conciencia consciente, que es lo que se refleja en el proceso de la pasión de Cristo Jesús” ” (Rabí “TzFat” Roberto A. Latapiat Sh´lita. El INRI en la vida de la humanidad. Venezuela 2005 p.11).

El pueblo de Israel le ha venido resonando desde el corazón el Shemá Israel “Oye Israel” que muestra el significado en los tzitzit cuyo valor numérico 8 representado por los ocho hilos y más 5 que son los nudos, el cual suman 613 mandamientos de la Toráh: 6+1+3 = 10 mandamientos. Por tanto, significa el brote de la “Rosa Mística” en el Sagrado Corazón de Jesús. En hebreo la suma de los 8 hilos de las 4 puntas es igual a 32 y se lee “Lev – corazón”, “y llevarás muy dentro del corazón” (Dt 6, 6), hacia la libertad en la Toráh del corazón.

En la cima de la columna derecha del Templo de Salomón llamada “Yakhin” está personalizada la gran “rosa mística” o la rosa que nace de la sangre, el vino y era llamada también el vino, la del Espíritu Santo.

Cada año el día 14 del primer mes en el Templo de Jerusalem por la tarde a la hora nona o novena aproximadamente celebraban la Pascua de YHVH. Allí efectuaban el sacrificio con un pequeño corte al “corazón” del cordero y dejar brotar la sangre. En esa misma hora a Jesús le traspasaron su “corazón” el cual brotó sangre y agua (Cf. Mish. Pes 5.1. 58ª; Flavio Josefo 69, 3; Rollos del Templo, Col. XVIII, 6; Jn 19, 33-34; Éx 12, 46).

El sacrifico eucarístico se venía vislumbrando desde el Antiguo Testamento, como la sangre, el vino simbolizado en una “Rosa”, no solamente como lo transmitieron los grandes sabios de Israel sobre una de las columnas del Templo de Salomón que reflejaba cinco pétalos de rosas, sino que es interpretado por el Zohar del Cantar de los Cantares 2, 2 que proyecta la sangre y agua: “Así como la rosa entre los espinos está matizada en rojo “a la izquierda” y el blanco “a la derecha”, la congregación de Israel posee juicio (Din) “a la izquierda” misericordia (Rajamin) “ a la derecha” (Zohar, Rabí Jizkiyah).

Estos cinco pétalos eran vistos como una “copa” y fue llamada según la Tradición hebrea “Copa de bendición”, que es descrita también por Pablo en la Eucaristía en relación con los sacrificios del Templo, en oposición al culto idolátrico de los paganos: “La Copa de bendición que bendecimos…” (1 Cor 10, 16).

Esta tradición fue recogida en el Zohar: “y sobre este misterio está escrito en el versículo: “yo alzaré la Copa de la salvación” (Thillim 116, 13). Por esta razón la Copa de bendición debe reposar sobre cinco dedos, y esta rosa es la Copa de la salvación” (Zohar 4-7.2.1).

“Y tomando el cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: bebed de él todos, que este es mi sangre de la alianza, que será derramada por muchos para remisión de los pecados” (Mt 26, 27; Jn 19, 34).

Para llegar al “Altar de la Cruz”, primeramente haremos una analogía del libro de Josué y el Evangelio de Mateo en lo referente al Río Jordán, encontrando la clave que nos irá conduciendo al camino de la Cruz.

Los sacerdotes llevan el arca hacia el Jordán, que en Mateo 3, simboliza a Juan Bautista que introduce a Jesús en el Jordán para bautizarlo. Recuerden que Juan Bautista era levita del linaje sacerdotal (Cf. Josué 3, 6; Mateo 3, 13-15).

Comenta el texto que el “arca de la alianza” estaba en el cauce seco, firmes en medio del “Río Jordán” (Cf. Josué 3, 17), mientras que el Evangelio de Mateo dice que después que Jesús fue bautizado salió del agua y se abrió el cielo (Cf. Mateo 3, 16). En el arca de la alianza residía la gloria del Señor y en el Nuevo Testamento es el Verbo encarnado de Dios según Santo Tomás de Aquino, es decir, es Jesús mismo como rezan las letanías de la Virgen (Cf. www. Vatican.va; CCE 2676)  y es mencionado en Apocalipsis 11, 19 “En ese momento se abrió el templo de Dios que está en el cielo y apareció en el templo el arca de su alianza”. Es decir, al abrirse el Río pasaron a la tierra prometida y al ser bautizado Jesús se abrieron las puertas a la Jerusalem del cielo para toda la humanidad y se simboliza en el velo del templo rasgado en dos (Cf. Marcos 15, 38). Es el comienzo y crecimiento de la Iglesia.

“El agua y la sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo de este comienzo y crecimiento de la Iglesia. Pues del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia. Del mismo modo que Eva fue formada del costado de Adán adormecido, así la Iglesia nació del corazón traspasado de Cristo muerto en la cruz” (Cf. LG 3; SC 5; CIC 766).

La Carta a los Hebreos menciona un hecho que sucede en la cruz y es mencionado en mateo 26, 27. Comenta el texto: “una vez instalado todo, los sacerdotes entran continuamente en el primer recinto para oficiar allí. En el segundo entran sólo el sumo sacerdote, una vez al año llevando la sangre que ofrece por sus faltas y por las inadvertencias del pueblo. Con lo cual el Espíritu Santo nos da a entender que, mientras esté en pie el primer recinto, no está abierto el acceso al santuario” (Hebreo 9, 6-8; Éx 40).

El sacerdote antes de entrar en el segundo recinto, él una vez al año en “Yom kippur”, el día del perdón de los pecados se sumergía en una piscina llamada “Mikve” anulando la muerte y llegar a un estado de pureza completa dispuesto a cumplir la Toráh, es decir, era un bautismo (Tevilá) anual. Después de este ritual procedía a entrar en el segundo recinto, al lugar Santísimo a derramar la sangre en el propiciatorio del arca de la alianza para el perdón de los pecados de todo Israel (Cf. Mt 26, 27; Jn 19, 34).

“También el Espíritu Santo nos lo atestigua al decir: ésta es la alianza que haré con ellos en el futuro – oráculo del Señor: pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en sus conciencias. Me olvidaré de sus pecados y delitos” (Hebreo 10, 15-17; Jr 31, 33).

El Señor Jesús se apegó a la vida, así como la Toráh se obsesionó con la “pureza” para que con el agua – bautismo derramado del Corazón de Jesús tengamos vida en abundancia y por su sangre – Eucaristía  derramada del Corazón de Jesús tengamos vida Eterna.

En el amor del Mashiaj
Pbro.: Hernán Díaz – Aharon Cohen

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