"La Salvación viene de los judíos" (Juan 4,22) "Al judío primeramente y también a las naciones..." (Romanos 1,16). "En cada Cristiano hay un Judío" (Papa Francisco) "Jesús es Judío y lo será para siempre" (Juan Pablo II)

martes, 4 de junio de 2019

Ordenación rabínica - “Smijáh”


Ordenación rabínica - “Smijáh”

“Moisés recibió la Toráh del Sinaí y la transmitió a Josué: Josué a los ancianos; los ancianos a los profetas; y los profetas a los hombres de la Gran Asamblea. Ellos pronunciaron tres sentencias: Sed prudentes en el juicio, suscitad muchos discípulos y haced una cerca en torno a la Toráh” (Misnah, Abot 1,1; Nú 27, 15-23; Dt 34,9; Nú 11, 16-17).

Muchos escritores prominentes han escrito sobre la persona de Jesús el Nazareno, colocando su vida y ministerio como un marginado de los bajos estratos sociales y cuya formación fue autodidacta aprovechando los cursitos que se ofrecían en la región de Galilea.

Jesús “Yeshúa” se formó con los fariseos, pero todos los fariseos no pensaba como él, ya que muchos no dedicaban el tiempo y dedicación al estudio. Existían dos Escuelas Rabínicas: La de Hillel establecida en el 32 a.C, y Shamai establecida en el 46 a.C, estos dos grandes personajes fueron instruidos por Avtalión y Shemaia. 

A continuación una de las historias más conocidas de Hillel y Shamai: “Sucedió que un gentil se presentó ante Shamai y le preguntó: ¿Cuántas Torás tenéis?” Le respondió: “Dos: La Torá Escrita y la Torá Oral”. Le dijo: “Por lo que se refiere a la Torá Escrita, te creo; en cuanto a la Torá Oral, no te creó. Haz de mí un prosélito, con la condición de que no me enseñes más que la Torá Escrita”. Shamai se enfadó con él y lo echó con cólera. El gentil se presentó entonces a Hillel. Este hizo de él un prosélito. . . De nuevo ocurrió que un gentil se presentó ante Shamai y le dijo: “Haz de mí un prosélito con la condición de que me enseñes toda la Torá mientras me sostengo sobre un solo pie”. Shamai lo echó con una vara de medir que tenía en la mano.

            Se presentó ante Hillel. Este hizo de él un prosélito (Judío). El primer día Hillel le enseñó el alfabeto: “Aleph, bet, guimel…” Al día siguiente, le deletreó las letras en sentido inverso. El prosélito le dijo: “¡Pero si ayer las deletreaste en el sentido contrario!” Hillel le dijo: “Así pues, te apoyas en mi alfabeto; apóyate igualmente en mí por la ley oral. Lo que odias, no se lo hagas a tu prójimo: esto es toda la Torá, y el resto, no es más que comentario; ve y estudia. . . Algún tiempo después, estos gentiles hechos prosélitos se encontraron en un mismo lugar y dijeron: “La impaciente intransigencia de Shamai quiso echarnos del mundo venidero, pero la humilde paciencia de Hillel nos ha acercado y llevado bajo las alas de la presencia divina”. (Talmud, Ketubot 16b-17ª; Cf. George Hansel. Exploraciones talmúdicas, principios básicos y su inspiración. P. 36.  Madrid 1998).


            Por tanto, Hillel y Shamai eran dos rabinos del siglo I, que fundaron dos escuelas en constante confrontación, peleas, disputas en lo que se refiere al pensamiento rabínico. Como resultado del aprendizaje de muchos talmidím, crearon grandes problemas en el tiempo de Jesús por falta de conocimiento y claridad en determinados asuntos legales, cuyo peligro corría el proceso de transmisión oral (Cf. Talmud, Eruvin 53a; Shabat 112b; Sanedrín 11a; Brajot 20ª).

            Los que han leído o escuchado cada año el Evangelio en sus cuatro redacciones se darán cuenta, que las grandes discusiones no trataba de las leyes alimenticias, es decir, que hay que comer “kasher” y no “trefá”. Las discusiones normalmente trataban sobre la aplicación de la ley. Por ejemplo: “Entonces unos fariseos y escribas de Jerusalem se acercaron a Jesús y le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los mayores? Pues no se lavan las manos antes de comer. Él les respondió: ¿Y por qué ustedes quebrantan el precepto de Di-s en nombre de su tradición?” (Mateo 15, 1-3).

            A pesar, de que existían discusiones por pequeños detalles ningún rabino o judío de las corrientes existentes, en los temas generales todos estaban de acuerdo (Cf. Rashi en Talmud, Ketuvot 57a; Talmud, Jaguigá 3b.). Por tanto, entre los talmidim de Hillel y Shamai no existía mucha disputa, pero un gran número de ellos no aprendían de sus maestros y las discusiones aumentaron, es lo que se refleja en el tiempo de Jesús y la Torán se había convertido como “dos Torot” (Cf. Talmud, Sanedrím 88b).

            Muchos discípulos o talmidím buscaban ser rabinos para ganar dinero, fama, conocimiento o tener un futuro bueno en el futuro próximo: “Si obedecéis los mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a YHVH vuestro Di-s” (Dt 11,13). Para que no puedas decir “voy a estudiar la Toráh para hacerme rico o para ser nombrado Rabbí o para recibir recompensa en el mundo futuro”, por eso precisamente es por lo que el texto bíblico dice: “amando a YHVH vuestro Di-s” (Dt 11,13): ¡Todo lo que hagáis lo habéis de hacer por amor!”. (Midrash, Sifre euteronomio, 41, cap III).

            El pensamiento de Jesús se gestó en la Escuela de Hillel porque tomaba más en cuenta las necesidades y la sensibilidad de la gente. (Cf. Tosefta Sukah 2:3 y BT Eruvin 13b).

            Hillel tuvo un hijo llamado, Rabán Gamaliel I, para no confundirlo con Gamaliel II que fue considerado un Nasí, perteneció al  Sanedrín de su tiempo y además fue maestro del Rabino Shaul o San Pablo; (cf. Hechos 22,3). Podemos ver el panorama más amplio entre los fariseos: Los amigos de Jesús, Los que simpatizaban y lo seguían haciéndoles preguntas por falta de conocimiento y malicia; también los que no lo seguían y buscaban difamarlo.

            Un indicativo de que Jesús se formó en la Escuela de Hillel el Sabio, es por el Sermón de la Montaña. Esta fórmula fue establecida por Hillel. Además contamos con los amigos y simpatizantes rabinos fariseos.

            El título “Rabino o Rabbí” con el que llaman a Jesús Nazareno lo adquirió después de un largo periodo de estudios en la escuela rabínica “Yeshivá”, y se le conoce en el Nuevo Testamento como “Maestros de la Ley”.

            Los que enseñaban en las sinagogas y sobre todo en el Templo de Jerusalem eran aquellas personas que habían recibido una formación rabínica con el reconocimiento del rabinato de la época y del pueblo para poder así ejecutar sus funciones como Rabbí o Rabino:

1.     Enseñaba todos los días en el Templo (Mt 26 47-56; 21, 23-27; Jn 8, 1-11).
2.     Enseñaba en las sinagogas (Mt 4, 23-25; 12, 9-14; Mc 1, 29-34)
3.     Enseñaba siempre en la sinagoga y en el Templo (Mt 26, 57-68).

            Para que los fariseos reconocieran en la persona de Jesús la “Smijáh” (Ordenación rabínica), es porque contaba con sus credenciales ampliamente reconocidas para predicar en el lugar más Santo de Jerusalem “Beit Hamikdash - Templo de Jerusalem” (Cf. Mc 12,35). Un dato de que existían desde los comienzos de estas celebres escuelas las ordenaciones rabínicas, está citado en el texto, Tj Sanh 1,2, 19ª: “R. Abba dijo: En un principio cada uno ordenaba a sus discípulos: así Rabban Yojanán ben Zakkai ordenó a…..”. Pero para el año 70 d.C, el patriarcado tomó fama que llegaron a decir, que si alguno ordenaba sin el consentimiento del Patriarca, la ordenación no valía nada, pero si el Patriarca hacía una ordenación sin conocimiento del tribunal, la ordenación sí valía.

            “Se levantó un maestro de la ley, y dijo para ponerle a prueba: Maestro “Rabbí” ¿Qué he de hacer para tener en herencia vida eterna? (Lucas 10,25). También el Evangelio nos ofrece otras escenas donde rabinos se acercan a su colega Jesús para hacerle algunas preguntas en el marco de la interpretación rabínica de la Ley. Tenemos el caso de un judío llamado Nicodemo, maestro de la ley de Israel y miembro del Sanedrín el cual gozaba de gran autoridad.

            Este rabino y muchos que simpatizaban con Jesús reconocían la legalidad de su rabinato y un hombre que venía de parte de Di-s. Entre ellos se contaba con el rabino José de Arimatea que también era miembro del Sanedrín.

            “Había un hombre del partido fariseo, llamado Nicodemo, una autoridad entre los judíos. Fue a visitarlo de noche y le dijo: Maestro, sabemos que vienes de parte de Di-s para enseñar, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Di-s no está con él” (Jn 3, 1-2).

            En este texto está la clave, que desde un principio la mayoría de los judíos de su tiempo aceptaron las respectivas credenciales como rabino  de alto nivel y enviado por Di-s, por sus enseñanzas y señales. Pero en la medida en que fue denunciando la doble imagen que vivían las altas jerarquías judías y muchos judíos se fueron oponiendo a las enseñanzas y a la persona de Jesús Nazareno, hasta tal punto de desacreditarlo (Cf. Jn 7, 47-53). Por tanto, muchos de los amigos de Jesús se mantuvieron fieles en la credibilidad y el Evangelio nos muestra figura importante del Sanedrín:

1.     Antes de su Resurrección: Nicodemo (Jn 3, 1-21; 7, 50-52; 19,59) y José de Arimatea (Jn 19, 39-42).

2.     Después de su Resurrección: Gamaliel (Hechos 5, 33-42) y Shaul o Pablo de Tarso (Hechos 22,3).

            A pesar de que el prestigio del Rabino Jesús Nazareno fue decayendo por parte de las altas autoridades judías, por otra parte se acrecentaba la credibilidad por parte de muchos judíos por los signos milagrosos que realizaba (Cf. Jn 11,45). Muchos mostraban su fidelidad en secreto por miedo a que arremetieran contra ellos y su familia.

            El Catecismo de la Iglesia Católica confirma su rabinato: “Jesús fue considerado por los judíos y sus jefes espirituales como un “Rabbí”. Con frecuencia argumentó en el marco de la interpretación rabínica de la Ley” (CCE 581).

            Para concluir este tema, la “Ordenación Rabínica” existía en el tiempo de Jesús nuevamente: “Cuando salió Menajen entró Sammai. Sammai decía que no se imponían y Hillel decía que se imponían las manos. Los primeros eran presidentes; los segundos, jefes del tribunal” (Misnah, Hag 2,2; Cf. Aranda Pérez. García Martínez, Pérez Fernandez. Literatura judía intertestamentaria, p. 428).

            El Rambam comenta que la “Imposición de manos” la practicaban las generaciones anteriores y que no se practicó después de la generación de Moisés y Josué (Cf. Nú 27, 15-23; Dt 34,9; Nú 11, 16-17). Pero para el siglo I de e.C, ya se practicaba tanto para la “Ordenación rabínica” como para imponerles las manos a los animales para el sacrificio. Prueba de ellos nos lo confirma el Rambam Yojanán ben Zakkai que es mencionado alrededor de la primera revuelta en contra de los romanos aproximadamente en el 59 – 66 e.C.

            Para la ordenación de la persona debía ser experto en la Toráh y celosamente observante de las mizvot y las palabras de los sabios, y podían pronunciarse sobre asuntos de sacrificios de animales y la pureza ritual; imágenes que se leen reiteradamente en el Evangelio. (Cf. Rambam, Hiljot Sanhedrin 4, 5 Sanhedrin 13b-14a. Hiljot Sanhedrin 4,5).

             Después de la rebelión de Simón bar Kojbá 132 – 135 e.C, las ordenaciones se fueron acabando lentamente luego del permiso que Yojanán ben Zakkai había solicitado de parte de Roma para fundar una academia de estudios judíos. (Cf. Carl Ehrlich. Entender el Judaísmo. Londres, 2004, p. 16).

Pbro.: Aharon Cohen Tapiero.

BIBLIOGRAFÍA

Aranda Pérez. García Martínez, Pérez Fernandez. Literatura judía intertestamentaria. (Navarra, 2005).
Desclée de Brouwer. Biblia de Jerusalem. (España, 2001).

Carl Ehrlich. Entender el Judaísmo. (Londres, 2004).

George Hansel. Exploraciones talmúdicas, principios básicos y su inspiración. (Madrid, 1998).

Juan Pablo II. Catecismo de la Iglesia Católica. (New York, 1997).

Levine. The Rabbinic Class of Roman Palestrine in Late Antiquity. (Nueva York, 1989)

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