"La Salvación viene de los judíos" (Juan 4,22) "Al judío primeramente y también a las naciones..." (Romanos 1,16). "En cada Cristiano hay un Judío" (Papa Francisco) "Jesús es Judío y lo será para siempre" (Juan Pablo II)

viernes, 31 de mayo de 2019

PENTECOSTÉS: TORAH Y EL ESPIRITU DE SANTIDAD


PENTECOSTÉS: TORAH Y EL ESPIRITU DE SANTIDAD
“Una voz explotó en siete y se dividieron en setenta lenguas” (Midrash Shmot-Éxodo Rabba 28,6).

Para hablar sobre el tema entendamos las terminologías hebreas y griegas de esta festividad. La palabra “Shavuot” en plural, viene del hebreo que significa “Semanas”, esta viene del singular “Shavúa” que significa “Semana, algo hecho de siete” y tiene la misma raíz etimológica que “Sheva” que es el número “siete”. Por tanto, esta fiesta señala para el judaísmo y el cristianismo la cuenta completa de “siete semanas” entre la Pascua y Shavuot “Pentecostés”.

La Iglesia Católica sigue los lineamientos dados en la Torah, porque cuenta después de Shabbat “Sábado” las siete semanas con el Cirio Pascual en la Eucaristía dominical, es decir, celebra la fiesta de las Semanas en el sentido estricto de la palabra.
“Pasada siete semanas completas, contarás desde el día siguiente al sábado, día en que llevaron la gavilla para la agitación ritual, hasta el día siguiente al séptimo sábado, es decir, a los cincuenta días” (Levítico 23, 15-16).

Aunque en el cristianismo no se utilice la palabra hebrea “Shavuot”, sino la palabra griega Pentecostés “Quincuagésimo” contar cincuenta días, sigue un mismo fin; el mundo sea llenado de los siete dones de Di-s por medio de su Espíritu Santo.
Shavuot es una de las tres fiestas mayores del calendario bíblico, también llamadas “Shalush Ragalim”, porque son las tres fiestas de peregrinación a Jerusalem: “Tres veces al año irán todos los varones en peregrinación al lugar que el Señor se eligió: por la fiesta de los Ázimos, por la fiesta de las Semanas, y por la fiesta de las Chozas” (Deuteronomio 16,16; Cf. Éxodo 23,14).

La primera comunidad judío cristiana celebró Shavuot como lo venían haciendo “la recepción o la entrega de la Torah”, con la particularidad que recibieron “la Fuerza de lo Alto”: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. De repente vino del cielo un ruido, como de un viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego que descendieron por separado sobre cada uno de ellos, se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras” (Hechos 2, 1-4).

Las similitudes que se presentan en Éxodo 19, 1-25 son impresionantes respecto a los símbolos: “Trueno y relámpagos y una nube espesa se posó sobre el Monte, mientras el toque de trompeta crecía en intensidad. Moisés sacó al pueblo del campamento para recibir a Di-s y se quedaron firmes al pie de la montaña. El Señor bajó a él con fuego” (Éxodo 19, 16-18)

La fiesta de Shavuot que venían celebrando los judíos era la preparación para la venida del Mashiaj “la Torah viviente”. Así como Di-s mandó fuego a la montaña para así dar apertura a los diez mandamientos hechos por Moisés; Jesús con gran anhelo esperó ese día para enviarnos “fuego” como dice el Credo Niceno-constantinopolitano “El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo”:

“Vine a traer fuego a la tierra, y, ¡Cómo desearía que ya estuviera ardiendo!” (Lucas 12,49).

En Hechos 1,3 comenta que faltaban diez días para la fiesta de Pentecostés “Shavuot” y Jesús los invitó que no se alejaran de Jerusalem (Recuerden que es una de las fiestas mayores). Durante esos diez días se reunían para orar, celebrar Shabbat el séptimo día y la Eucaristía “Acción de Gracias” al congregarse cada ocho días. Luego comenta Hechos 1,13 que se estaban reuniendo ciento veinte personas. Pero el día de Pentecostés “Shavuot”, señala Hechos 2,1 que “Estaban todos reunidos”, una cantidad considerable simbolizando a todas las Naciones como lo indica el número “70”. Por eso, no es de extrañarnos lo que dice el Midrash haciendo alusión al Espíritu de Di-s con los siete dones repartidos en setenta lenguas. “Aparecieron lenguas como de fuego que descendieron por separado sobre cada uno de ellos, se llenaron todos de Espíritu Santo” (Hechos 2, 1-4).
Pbro.: Aharon Cohen Tapiero
En el amor del Mashiaj.

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