PENTECOSTÉS: TORAH Y EL
ESPIRITU DE SANTIDAD
“Una voz explotó en siete y
se dividieron en setenta lenguas” (Midrash Shmot-Éxodo Rabba 28,6).
Para hablar sobre el tema entendamos las
terminologías hebreas y griegas de esta festividad. La palabra “Shavuot” en
plural, viene del hebreo que significa “Semanas”, esta viene del singular “Shavúa”
que significa “Semana, algo hecho de siete” y tiene la misma raíz etimológica que
“Sheva” que es el número “siete”. Por tanto, esta fiesta señala para el
judaísmo y el cristianismo la cuenta completa de “siete semanas” entre la
Pascua y Shavuot “Pentecostés”.
La Iglesia Católica sigue los lineamientos dados en
la Torah, porque cuenta después de Shabbat “Sábado” las siete semanas con el
Cirio Pascual en la Eucaristía dominical, es decir, celebra la fiesta de las
Semanas en el sentido estricto de la palabra.
“Pasada siete semanas completas, contarás desde el
día siguiente al sábado, día en que llevaron la gavilla para la agitación ritual,
hasta el día siguiente al séptimo sábado, es decir, a los cincuenta días” (Levítico 23,
15-16).
Aunque en el cristianismo no se utilice la palabra
hebrea “Shavuot”, sino la palabra griega Pentecostés “Quincuagésimo” contar
cincuenta días, sigue un mismo fin; el mundo sea llenado de los siete dones de
Di-s por medio de su Espíritu Santo.
Shavuot es una de las tres fiestas mayores del
calendario bíblico, también llamadas “Shalush Ragalim”, porque son las tres
fiestas de peregrinación a Jerusalem: “Tres veces al año irán todos los
varones en peregrinación al lugar que el Señor se eligió: por la fiesta de los
Ázimos, por la fiesta de las Semanas, y por la fiesta de las Chozas” (Deuteronomio
16,16; Cf. Éxodo 23,14).
La primera comunidad judío cristiana celebró
Shavuot como lo venían haciendo “la recepción o la entrega de la Torah”, con la
particularidad que recibieron “la Fuerza de lo Alto”: “Cuando llegó el día
de Pentecostés, estaban todos reunidos. De repente vino del cielo un ruido, como
de un viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas
como de fuego que descendieron por separado sobre cada uno de ellos, se
llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras” (Hechos
2, 1-4).
Las similitudes que se presentan en Éxodo 19, 1-25
son impresionantes respecto a los símbolos: “Trueno y relámpagos y una nube
espesa se posó sobre el Monte, mientras el toque de trompeta crecía en
intensidad. Moisés sacó al pueblo del campamento para recibir a Di-s y se
quedaron firmes al pie de la montaña. El Señor bajó a él con fuego” (Éxodo
19, 16-18)
La fiesta de Shavuot que venían celebrando los
judíos era la preparación para la venida del Mashiaj “la Torah viviente”. Así
como Di-s mandó fuego a la montaña para así dar apertura a los diez
mandamientos hechos por Moisés; Jesús con gran anhelo esperó ese día para
enviarnos “fuego” como dice el Credo Niceno-constantinopolitano “El Espíritu
Santo procede del Padre y del Hijo”:
“Vine a traer fuego a la tierra, y, ¡Cómo desearía
que ya estuviera ardiendo!” (Lucas 12,49).
En Hechos 1,3 comenta que faltaban diez días
para la fiesta de Pentecostés “Shavuot” y Jesús los invitó que no se alejaran
de Jerusalem (Recuerden que es una de las fiestas mayores). Durante esos diez
días se reunían para orar, celebrar Shabbat el séptimo día y la Eucaristía “Acción
de Gracias” al congregarse cada ocho días. Luego comenta Hechos 1,13 que
se estaban reuniendo ciento veinte personas. Pero el día de Pentecostés “Shavuot”,
señala Hechos 2,1 que “Estaban todos reunidos”, una cantidad
considerable simbolizando a todas las Naciones como lo indica el número “70”. Por
eso, no es de extrañarnos lo que dice el Midrash haciendo alusión al Espíritu
de Di-s con los siete dones repartidos en setenta lenguas. “Aparecieron lenguas
como de fuego que descendieron por separado sobre cada uno de ellos, se
llenaron todos de Espíritu Santo” (Hechos 2, 1-4).
Pbro.: Aharon Cohen Tapiero
En el amor del Mashiaj.
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YESHUA HAMASHIAJ