Comentario al Evangelio del XVI Domingo Ordinario, Ciclo A.
Evangelio de Mateo 13,24-43.
Yeshúa continúa enseñando al pueblo, y cuenta una nueva parábola con trasfondo de siembra: el trigo y la cizaña.
Al igual que los rabanim (maestros) de su tiempo, Yeshúa comienza con las expresiones "¿A qué compraré tal y tal cosa...?" "Tal cosa se parece a..." o "tal cosa es como..." Estas frases servían para explicar que el tema sería interpretado por la analogía que le seguía. En este caso, el Reino de Adonai es semejante a un hombre que sembró en su campo buena semilla, es decir, trigo.
Como ya se mencionó antes, el trigo era indispensable en la dieta judía del siglo I, pues era para la producción de pan. Pero de noche, un enemigo del dueño del campo sembró semillas de cizaña... Cabe destacar que el las leyes romanas prohibían y castigaban severamente sembrar deliberadamente cizaña en campos de trigo o cebada, por lo que la acción hecha por el enemigo es incluso ilegal.
Nadie se dió cuenta hasta que brotaron los tallos y éstos echaron espigas, pues solo hasta este momento se puede apreciar la diferencia entre ambas plantas.
Los campos solían limpiarse de malezas en primavera, y los jornaleros, al ver las espigas de cizaña, se alarman y avisan al patrón. Debe haber sido una cantidad bastante grande, tal vez incluso mayor que las espigas de trigo, si no, no se habrían alarmado, pues es normal la aparición de cizaña naturalmente, pero en cantidades ínfimas.
Los obreros sugieren al amo limpiar el campo arrancando la cizaña, ahora que aún está verde, pero el señor sabe que estas plantas tienen raíces muy amplias y ramificadas, por lo cual, al arrancarlas, se corre el riesgo de arrancar también el trigo, por lo cual, decide esperar hasta la cosecha, cuando ambas maduren, para así cortar el trigo exactamente debajo de la espiga, dejando intacta la cizaña. El trigo será guardado en el granero, mientras que la cizaña será atada en gavillas y utilizada como combustible, quemándola en hornos y chimeneas.
Después, Yeshúa vuelve a comparar el Reino, ahora con una semilla de mostaza, la cual en la antigüedad era considerada la más pequeña de todas. Un hombre siembra la semilla, y con el tiempo brota y crece un arbusto muy voluminoso y firme pudiendo medir hasta tres metros de altura, y capaz de sostener nidos de pájaros. Esta parábola es una contraparte a la parábola del gran cedro de Yejezqel (Ezequiel) 17,22; el Reino de Hashem no será de grandeza imperial, sino modesto y discreto, capaz de recibir a los paganos, simbolizados en los pájaros.
También compara el Reino con la levadura que una mujer mezcla con medio quintal de harina. La cantidad de pan producida por el leudado, según la medida dada por Yeshúa, era capaz de alimentar a cien personas. HaMashíaj (Cristo) da a entender que el Reino dará abundancia, y nadie sufrirá hambre.
Yeshúa cumple con su enseñanza en parábolas la profecía dada por Tehilim (Salmos) 78,2.
El mensaje solo podrá ser entendido por los sencillos, los humildes y la gente trabajadora. Los que esperan una liberación armada y los teólogos de Yerushaláim (Jerusalén) no entenderán el mensaje de Yeshúa, pues su mente está en otro lado.
- Abbir ben Ismael.
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YESHUA HAMASHIAJ