SIERVOS
DEL COVID-19
¡No
tengo alimentos, sólo queda para mi hijo y yo. No debo Salir a atender a su
enfermo el Covid-19 no me lo permite. No debo recibirlo en mi casa porque
primero está mi salud – salvación que atender sus necesidades!
Si bien
es cierto que hay “quedarse en casa” guardando la cuarentena que se ha
extendido a más de tres meses, también es cierto que nuestro pueblo está en las
calles buscando alimento, trabajo, agua (yo soy uno de ellos) gas o en su
defecto leña “Madera para preparar los alimentos” para sobrevivir en medio de
esta pandemia. ¿Dónde están los tantos heraldos que ofrendaron su vida a Dios
para construir una civilización donde las clases sociales nos tratemos como
hermanos en esta gran casa en la que habitamos todos, en especial atención a
los “huérfanos y viudas” (Cf. St. 1, 27)
que en cada momento tocan nuestras puertas o los vemos en las calles
desesperanzados o siendo maltratados, hambrientos, pidiendo en voz en cuello
misericordia sin ser escuchados.
Nos estamos
apartando del principio fundamental de nuestra vida cristiana que se nos ha
dado desde la última Cena de Pesaj “La Eucaristía” hasta Shavuot “Pentecostés”,
deber de cada cristiano mostrar la plenitud de la Toráh.
“No
estéis en deuda con nadie, sino amaos los unos a los otros, porque quien ama al
prójimo ha cumplido la Toráh. Pues “No adulterarás, no matarás, no robarás, no
codiciarás” y cualquier otro precepto, en esta sentencia se resume: “Amarás al
prójimo como a ti mismo”. El amor no obra el mal del prójimo, pues, el amor es
la plenitud de la Toráh” (Rom 13, 8-10;
Éx 20, 13-17; Lv 19, 18; 1Cor 13, 4-8; 1Jn 2, 7-9; 3, 11; Jn 13, 34; 1P 1, 22;
1, 16; St 1, 8-11)
Antes
estas situaciones se han tenido preferencias, aptitudes egoístas comúnmente en
el ser humano que, al no impregnarse de la “plenitud de la Toráh” (Cf. Rom 13, 8-10) cierra un círculo
con selectas amistades, suministrándoles la atención que busca, mientras que el
“huérfano y la viuda” expresa su sentir ante la sociedad como un ser que ha
sido descalificado por el hecho de vivir en los barrios, en su manera de
vestir, por no tener dinero y siendo juzgados malintencionadamente. El desprecio
hacia el pobre ha sido una constante en la historia del hombre.
“Si
en verdad cumplís la ley regia de la Escritura: “Amarás al prójimo como a ti
mismo”, bien hacéis; pero si obráis con acepción de personas, cometéis pecado,
y la Toráh os argüirá de transgresores. Porque quien observe toda la Toráh,
pero quebrante uno solo precepto, viene a ser reo de todos; pues el mismo que
dijo: “no adulterarás” dijo también “no matarás”. Y si no adulteras, pero
matas, te has hecho transgresor de la Toráh” (St. 1, 8-11; Lv 19, 18; Prov 24, 23; Éx 20, 13s).
Por lo
tanto, debemos ser obedientes al “Don” de Dios que se nos dio en Pentecostés,
cuya conducta cristiana debemos mostrar para validar el amor que Dios ha dado a
toda la humanidad y nos diferenciemos de los demás cuyo reflejo es la santidad “Sean
ustedes santos en toda su conducta” (St.
1, 15).
El Espíritu
de Santidad nos ha dado la fortaleza para ir a anunciar las Buenas Nuevas y
cumplir los Diez Mandamientos con la novedad de Jesús de “Amarnos los unos a
los otros” con sincero corazón.
En el amor del
Mashiaj,
Pbro. Aharon Cohen
Tapiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
YESHUA HAMASHIAJ