LA MUJER ENTORNO AL MASHIAJ.
“La Virgen, que estuvo activamente presente en la vida de la
Iglesia — en su comienzo (el misterio de la Encarnación), en su fundación (el
misterio de Caná y de la Cruz), y en su manifestación (el misterio de
Pentecostés)— es una «presencia operante» a través de toda su historia; es más,
se encuentra en el «centro de la Iglesia en camino», en la que desarrolla una
múltiple función: de cooperación al nacimiento de los fieles a la vida de la
gracia, de ejemplaridad en el seguimiento de Cristo, de «mediación materna»”. (Cf.
ENCÍCLICA REDEMPTORIS MATER 41-42)
Desde antaño
han interpretado los textos bíblicos con diferentes matices, sobre todo el
desprecio y la poquedad de la mujer judía en el mundo bíblico. Tal ignorancia
sobre la condición femenina a lo largo de la historia ha sido variada y en
diferentes estilos de vida en cada época. Han tomado la cultura árabe como
presencia del idioma arameo que se conservaba en Siria y que se fue extendiendo
a Judea llamada ahora Palestina desde el 135 e.C, aproximadamente. Para el año
636 e.C, Palestina estuvo bajo el domino Islámico que se extendió desde arabia.
Es la cultura que conocieron muchos historiadores confundiéndola con la cultura
de Jesús “Judía”, por el hecho de decir que Jesús hablaba arameo, volviéndose
para muchos una ignorancia supina.
Muchos miran
al pasado fehacientemente mostrando que en el mundo actual, la dignidad de la
mujer ha sido enaltecida definitivamente. Como en el tiempo bíblico y hoy día
se vive la situación de una manera diferente. Siempre ha existido la realeza o
la alabanza hacia la mujer (Cf. Proverbios 31, 10-31) por destacarse en
una excelente madre y esposa sin perder su carácter que la caracteriza,
sabiendo que era marginada a lo que se refiere en participar en algunas
actividades religiosas y comunitarias. A pesar de todo esto, existía un trato
especial hacia ellas: Devora y Miriam la hermana de Moisés y Aharon y Miriam la
Virgen la madre de Jesús como intercesoras e influyentes en sus familias y la
comunidad. Rut y Hannah eran mujeres que
mostraban valentía y coraje para liderar a su comunidad. Rebeca y Raquel
sobresaliente en mover corazones en función de mantener la unidad en la fe. Es
así que siendo una cultura patriarcal se fue gestando la imagen materna y vital
para el hombre. Así surgieron las cuatros matriarcas del judaísmo: “Sara,
Rebeca, Raquel y Lea” y en el Nuevo Testamento: “La Virgen Miriam”.
Entonces
surge la pregunta. Eran las mujeres maltratadas, tratadas como esclavas o un
simple objeto, como lo expresan algunos escritores, historiadores y talmudistas?
Porque si así es el caso, vamos a entrevistar a la Virgen María y algunas
mujeres más del tiempo de Jesús, a ver si sus vidas eran una frustración en su
cultura a la que siempre han vivido. No se debe hacer una crítica negativa por
el hecho de que la mujer, tanto en el mundo árabe o judío tengan costumbre de
usar velo, mantillas o hiyab. En el mundo bíblico la mujer ha sido indispensable
y necesaria para el hombre como su mano derecha y viceversa.
Pongamos la
imagen de la Virgen María, como una mujer trabajadora líder en las bodas de Canaán.
Las mujeres tenían la toma de decisiones y dominio de sí mismo respecto a sus
familias. Si algo no marchaba bien y faltaba algo en el hogar o en la comunidad
en que habitaban, ellas hablaban y eran escuchas por sus parientes. Y como
vemos hoy día ellas gerenciaban y organizaban una fiesta, una reunión siempre
con la ayuda de su esposo, hijos o pariente y amigos. (Cf. Juan 2)
Ana la
profetiza que acudía al templo día y noche. Muestra que gozaba de prestigio y
respeto por los judíos. (Cf. 2, 36-37).
Tenemos
otras escenas donde María la Virgen acompañada de sus parientes “hermanos y
hermanas” buscan a Jesús. Por qué? Necesitaban de él. (Cf. Lucas 8, 19-21).
Por eso que
cuando Di-s crea a Javá “Eva”, es porque el hombre necesitaba ayuda, le faltaba
algo, es decir, es la que le da vida a la creación “A su familia, a la
comunidad” (Cf. Génesis 3,20). Hombre y mujer se necesitan para llevar a
cabo sus funciones entre ellos y hacia la vida. El Talmud expresa unas palabras
que vale tanto para el esposo como para la Iglesia. “Ama a tu esposa como a ti
mismo y hónrala más que a ti mismo” (Yevanot 62-b).
La mujer fue
considerada la educadora por excelencia en el medio familiar, vigilando que se
transmita la fe a los hijos y los hijos de sus hijos, el cual sobre salían
muchas de ellas por su sabiduría tanto en la biblia como en el talmud. María
una mujer sobresaliente en la fe, “Bienaventurada
tú que has creído” (Lc 1, 45).
Conocedora de la Toráh y leyes halágicas recibidas por sus padres y abuelos; el Papa emérito Benedicto
XVI, 2009, resaltó las figuras
de San Joaquín y Santa Ana, del rol educativo de los abuelos, que en la familia
“son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de
la vida”. También el Papa Francisco en el 2013 en Río de Janeiro
(Brasil) por la Jornada Mundial de la Juventud comentó que “los santos Joaquín
y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Di-s,
en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Di-s y
lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la
familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”. El motivo para resaltar a María la madre de Jesús en Hechos de los
Apóstoles 1, 14 es porque gozaba de santidad, de fe heroica, evangelizadora
y por tanto, conocedora y educadora en la Toráh. La única entre las mujeres de
la biblia, la única entre las pocas sabias e intelectuales del Talmud (Cf. Avodá Zará 18b). Un ejemplo claro vemos a la mujeres y algunos hombres en la catequesis
de adultos en nuestra parroquias donde las madres en su mayoría van guiando a
sus hijos hacia la fe “Primera Comunión y la Confirmación”. Un modelo destacado
es la Virgen María, educadora en la fe (Cf. Lucas 2,52). Y es esta
presencia materna y operante de María en la Iglesia (Cf. REDEMPTORIS
MATER 1,25) en la que se llegó a gestar una oración
del año 250 e.C, aproximadamente. “Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de
Di-s, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita” (Liturgia
de la Horas).
Es
sabido que el padre de familia tenía la obligación primera de educar a su hijo,
pero implícitamente está diciendo que la mujer por el hecho de traer la vida al
mundo tenía la autoridad de educar a su hijo en la fe en el hogar del día a
día: “El padre está obligado respecto de su hijo a circuncidarlo, redimirlo,
enseñarle la Toráh, desposarlo y enseñarle un oficio. Según algunos, también a
enseñarle a nadar” (Talmud, Kidushin 29ª).
También
es sabido que la mujer talmúdica no es igual que la mujer bíblica o del tiempo
de Jesús. Corrientemente en el Talmud la mujer es marginada: “El esclavo, las
mujeres y los niños están exento al estudio de la Toráh” (Talmud, Sucá 38),
mientras que en la Tanak o la Biblia está considerada en tomar decisiones por
su sabiduría:
“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la
enseñanza de tu madre.” (Proverbios 1,8).
“Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la
enseñanza de tu madre” (Proverbios 6,20).
“Palabras de Lemuel, rey de Massá, que le enseñó su madre.” (Proverbios
31,1).
Entonces,
no hay que generalizar, para ello veamos un dato curioso que presenta el Talmud
que por un lado denigra a la mujer, mientras que por otro lado exalta a algunas
mujeres entre ellas una llamada “Bruria” que vivió en el siglo II e.C, con una
personalidad fuerte y firme y llena en sabiduría conocedora de las leyes judías,
intelectual y ejemplo de fe. La Mishna dice que los padres enseñaban a sus
hijas a leer y escribir para leer y estudiar Toráh. Esta mujer acudía a los
debates “halájicos” entre sus familias y otras personas sabias y era alabada
por sus interpretaciones. (Cf. Avodá Zará 18b)
Las mujeres
entorno a Jesús desde el siglo I, fueron elevadas en dignidad, ya que ocurrían
algunas irregularidades que se necesitaban corregir. Está el caso sobre el
matrimonio en que Jesús humaniza y protege a la mujer en la cual ella también puede
tomar decisión (Cf. Marcos 10, 2-12). La corrupción respecto al dinero
que iba destinado para la manutención de las viudas (Cf. Marcos
12,38-40) A pesar de todo esto sobre salía la
parte positiva de la cultura de la mujer judía en el tiempo de Jesús. En la
Iglesia la mujer sigue en torno al Maestro Jesús:
1.
Mujer
de oración y educadora en la fe (Cf. Lucas 2,52).
2.
Mujer
intercesora y trabajadora (Cf. Juan 2,3)
3.
Mujer
ama de casa y de fe (Cf. Juan 5, 5,43)
4.
Mujer
trabajadora y atenta a la escucha de la Palabra de Di-s (Cf. 10, 39-40)
5.
Mujer
colaboradora, servidora y gestora de bienes (Cf. Lucas 8, 1-3)
6.
Mujer
atenta a las necesidades del prójimo (Cf. Juan 20,16)
7.
Mujer
de oración y ayuno (Lucas 2, 36-37).
Estas
son alguna mujeres cercanas al ministerio de Jesús: La Virgen María su madre,
La Samaritana, Martha y María, María Magdalena, Juana mujer de Cusa, Susana.
La
mujer en la biblia cuando ellas hablan, se expresan a favor de su pueblo hebreo
y en detrimento hacia otros pueblos que los estaban marginando o esclavizando.
Está la oración del Magnífica que rezaban muchas mujeres judías por lo favores,
milagros concedido a ellas o a su pueblo judío. (Cf. Lucas 1, 46-55).
Entre
tanto, nunca hay que hacer críticas negativas generalizadas de cada cultura
específicamente las de Medio Oriente. Una mujer que asuma por cultura o
tradición de usar velo en Medio Oriente u otro país, al ver a la mujer que no
lo usa podría decir que es una más del montón. Mientras que una mujer fijando
la mirada hacia Medio Oriente podría decir que las mujeres están siendo
sometidas, maltratas y no las dejan ser bellas. Por tanto la ignorancia es
supina.
En
la cultura semita el cubrirse el cabello, era y es para encausar la belleza. Es el atractivo para el que le pertenece, es
decir, dentro del matrimonio. Es para que la mujer sea modesta “Tzniut”, su
belleza es visible pero discreta; ella es atractiva pero indisponible. También
en muchos lugares el velo simbolizaba un estado de distinción y lujo en lugar
de modestia. Mostraba dignidad y superioridad de las mujeres nobles. En la
Iglesia Católica existe una tradición antiquísima del uso del velo (Cf. 1
Corintios 11, 1-16), que se ha usado desde la fundación de la Iglesia
Católica y en el Código de Derecho Canónico de 1917, canon 1262,
obligaba a las mujeres a cubrir sus cabezas “especialmente cuando se aproximan
a la mesa sagrada”. Pero a partir del Concilio Vaticano II, muchos creían que
el velo, en la Iglesia había sido abrogado cuando editan el Código de
Derecho Canónico de 1983. Aquí se dejó en claro que una ley canónica
posterior abroga una ley canónica precedente únicamente cuando lo hace
explícitamente y que, en caso de duda, la revocación de la ley precedente no
debe ser asumida. Por lo tanto, de acuerdo al Código de Derecho Canónico y,
a una costumbre inmemorial, las mujeres tienen la obligación, aun hoy en día,
de cubrir sus cabezas en presencia del Santísimo Sacramento.
“¿Quién puede hallar una mujer virtuosa? Pues
es más valiosa que las perlas.
El corazón de su esposo confía en ella y él no carecerá de fortuna.
Retribuye el bien (de su marido) más nunca el daño (que él le haga), todos los días de su vida. Busca con afán la lana y el lino, y sus manos trabajan de buena gana. Es como los navíos mercantes y trae su sustento desde parajes lejanos.
Se levanta cuando aún es de noche, y proporciona alimento a su hogar y una ración a sus mozas. Vislumbra un prado y lo adquiere, con el fruto de sus manos ella planta una viña. Con vigor se ciñe sus vestimentas y fortalece sus brazos.
El corazón de su esposo confía en ella y él no carecerá de fortuna.
Retribuye el bien (de su marido) más nunca el daño (que él le haga), todos los días de su vida. Busca con afán la lana y el lino, y sus manos trabajan de buena gana. Es como los navíos mercantes y trae su sustento desde parajes lejanos.
Se levanta cuando aún es de noche, y proporciona alimento a su hogar y una ración a sus mozas. Vislumbra un prado y lo adquiere, con el fruto de sus manos ella planta una viña. Con vigor se ciñe sus vestimentas y fortalece sus brazos.
Discierne cuando su actividad es auspiciosa,
para que su lámpara no se extinga en la noche. Extiende sus manos en la rueca,
y sus palmas sostienen el huso. Abre su mano al pobre y extiende su brazo al
menesteroso. No teme por su hogar a causa de la nieve, pues todos sus
integrantes se visten con lana carmesí. Hizo lujosos cubrecamas para sí,
de lino y lana púrpura son sus ropas.
Su esposo se destaca en las asambleas, al sentarse junto a los sabios de la tierra. Fabrica un manto para venderlo y entrega un cinturón al buhonero.
El poder y la magnificencia son su atavío, ella aguarda el último día con alegría. Abre la boca con sabiduría, y una lección de benevolencia imparte su lengua. Anticipa los cambios de su hogar, y no come del pan de la pereza.
Su esposo se destaca en las asambleas, al sentarse junto a los sabios de la tierra. Fabrica un manto para venderlo y entrega un cinturón al buhonero.
El poder y la magnificencia son su atavío, ella aguarda el último día con alegría. Abre la boca con sabiduría, y una lección de benevolencia imparte su lengua. Anticipa los cambios de su hogar, y no come del pan de la pereza.
Sus hijos se levantan y la honran; su marido (también,) y él la alaba:
Muchas hijas han acumulado logros, pero tú las superaste a todas. Falsa es la gracia y vana es la belleza, una mujer temerosa de Di-s, ella es digna de alabanza. Dadle a ella los frutos de su labor y que sus propios hechos la alaben en los portales”. (Proverbios 31,10-31)
Pbro.: Aharon Cohen Tapiero.
En el amor del Mashiaj.
BIBLIOGRAFÍA
Carl
Ehrlich. Entender el Judaísmo. (Londre, 2006).
M Orfali. Talmud
y cristianismo. Historia y causas de un conflicto. (Barcelona, 1998).
Neusner J. Introducción a
la Mishna. (Londres, 1989).
Nacar Colunga. Sagrada Biblia.
(Madrid, 1993).
WILLIAM Card. BAUM. La Virgen maría en la formación intelectual y espiritual. (Roma,
1988).
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