EL RABBÍ YESHÚA NO APARECE EN EL TALMUD
“Porque
el amor de Di-s consiste en cumplir sus mandamientos, que no son una carga” (1
Jn 5,3; Dt 30,11).
Recordar nos
mueve a trabajar en conjunto para hacer las cosas mejores para el bien de
todos. Estas breves palabras sobre el Talmud y Jesús es para que Judíos y
Católicos “cristianismo” reconozcamos los errores del pasado y proyectemos un
futuro donde vivamos mutuamente en hermandad, trabajando por la vida, la
creación y la persona humana porque así lo demanda la Toráh, la misma fe en el
único Di-s.
En los
pasajes talmúdicos aparece en varias ocasiones el nombre de “Yeshu”
refiriéndose a Jesús. Pero de acuerdo a un gran número de teólogos,
historiadores y talmudistas, entre ellos: Dan Jaffe, Jhon Meier han
llegado a la conclusión que esos pasajes no se refieren a Jesús Nazareno, sino
a otra persona que se desconoce de su existencia. Por tanto, es posible que
estos relatos sean una invención.
Es de saber
que después del año 70 tras la destrucción del segundo Templo de Jerusalem, la
situación entre Judíos y “Judíos – cristianos” empezaron a cambiar
progresivamente. Las relaciones empezaron a fraccionarse cuando los expulsaron
de las sinagogas (Cf. Juan 9,22; 12,42), y relaciones entre grupos o
personas de la misma fe en el único Di-s, pero en discrepancia entre la persona
de Jesús.
Esto
significa que antes del año 70 e.C, los “Judíos – cristianos” eran escuchados
por sus hermanos judíos no creyentes en Jesús. Aceptaban escuchar las enseñanzas
del Rabbí Jesús el Nazareno. Por tanto, a finales del siglo I e.C, la corte
rabínica fue alejando de la comunidad a esta corriente entre muchas que
existían para evitar su crecimiento hacia otros pueblos. Así se cumplió las
palabras de Jesús en el Evangelio de San Juan 16,2: “Los expulsarán de
las sinagogas. Incluso más, llegará un tiempo en que el que los mate pensará
que está dando culto a Di-s”.
Da dolor hoy
día por aquellos “Judíos – cristianos” que fueron tratados indignamente aunque
conservaron el vínculo e identidad judía. Pero en el siglo IV, el cristianismo
se hizo poderoso como la religión oficial del Imperio Romano y tanto ésta como
el judaísmo EXCLUYERON a los “Judíos – cristianos”.
Tales
testimonios se encuentran en la patrística dando fe de las maldiciones “Birkat
ha-minin” (Maldiciones litúrgicas de autoexclusión) atribuidas hacia los
“Judíos – cristianos”. Entre los que testimonian son: Justino, Orígenes,
Epifanio de Salamina y Jerónimo. (Cf. M Orfali, Talmud y cristianismo.
Historia y causas de un conflicto. Barcelona. 1998, pp. 45-50).
Tal era el
odio que existían grupos elites del judaísmo y de los cristianos gentiles ahora
como religión oficial del Imperio romano hacia los “Judíos cristianos”. Pero
sólo la élite judía buscaba difamar la persona de Jesús Nazareno en la
composición de los relatos talmúdicos tardíos, confundiendo a Jesús con varios
personajes que existieron o profetas falsos. Nótese que muchos se llamaban
Yeshúa “Jesús” o Yehoshúa “Josué” y bajo estos nombres confundieron a nuestro
Mashiaj.
Un ejemplo
claro es, cuando confunden a Jesús con “Jesús ben Sira” nieto de Sira el
antiguo, que llegó a Egipto en el año 132 e.C, y es la época de Josué ben
Parahyah. Jesús ben Sira tradujo al griego el libro de su abuelo Ben Sira. (Cf. M Goldstein, Jesus in
the Jewish Tradition. Nueva York , 1950, p. 77).
Este ejemplo
y muchos más aparecen en el Talmud buscando ridiculizar a Jesús Nazareno en que
los “Judíos – cristianos y Cristianos gentiles” vivenciaban su fe en el
Mashiaj. El que redactó el Talmud de Jerusalem o de “Palestina” que es el
concepto más aceptado porque se recopiló o terminó fue en el siglo IV, no
conocieron a Jesús “Yeshúa”, por tanto, tomaron cuentos de camino no fiable
desvirtuando todo lo que fue la persona de Jesús el Nazareno, es decir, no hay
referencias claras y pruebas de que se refiere a Jesús el Mashiaj. (Cf. John Meier. Un Judío Marginal. Tomo I.
Navarra, 2005. P. 98).
Más el
Talmud de Babilonia se escribió en el siglo V en Mesopotamia – Babilonia. (Cf.
Carl Ehrlich. Entender el Judaísmo. Londre, 2006. p.p. 42-43).
La historia
nos invita a corregir nuestros errores y dar un salto de fe como lo han dado y
lo siguen haciendo en este tiempo los Papas y Rabinos. Un trabajo arduo que ha
empezado desde la Declaración “Nostra Aetate” del Concilio Vaticano II y que
hoy se está llamando “Diálogo Judío Católico”.
Pbro.: Aharon
Cohen Tapiero.
En el amor
del Malshiaj.
BIBLIOGRAFÍA
M Orfali. Talmud
y cristianismo. Historia y causas de un conflicto. (Barcelona, 1998).
Carl
Ehrlich. Entender el Judaísmo. (Londre, 2006).
John Meier. Un
Judío Marginal. Tomo I. (Navarra, 2005).
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YESHUA HAMASHIAJ