Queridos hermanos en Yeshúa
HaMashiaj, bendito sea Su Nombre, Su Memoria y sus Obras.
El
shabat en su profundo significado místico y kabalístico nos recuerda la
creación entera: primer día al séptimo día. La creación nos recuerda los seis
días en que el Eterno trabajó y al séptimo terminó su obra maestra, (cf. Gén-Bereshit 2,1-4; Éx-Shemót 20,11)
y así podamos santificarlo. “Recuerda el día del sábado para santificarlo” (Éx-Shemót 20,8).
Cuando
entramos en shabat; el séptimo día nos pone a modo de contemplación de entrar
al primer día u octavo día de la creación; al significado profundo y místico:
LA LUZ.
Los
Hebreos Católicos guardamos el día de Shabat en sus dos vertientes como lo
hacían nuestros ancestros en la antigüedad:
1. El séptimo día recordamos la
salida del pueblo hebreo de la esclavitud egipcia. (Deuteronomio 5,15).
2. Y el primer día u octavo día
(Domingo) anunciamos su muerte, proclamamos su resurrección y su pronto regreso
en la Eucarística. “anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven
Señor Jesús!.” (Plegaria eucarísticas
para la celebración, Edición San Pablo, 2006 p.20; Yavikra. Levítico, 23,
36-44; cf. Yocjanan-Juan 20,26).
Así lo manda el Eterno, el séptimo
día y el octavo día son días de Shabat: “El primer día tendréis una asamblea
santa y el séptimo día tendréis otra asamblea santa. En esos días no haréis
trabajo alguno, salvo la comida para cada uno” (Shemót-Éxodo 12,16; cf. Devarin-Deuteronomio 16,4).
Por tanto, la comunidad hebreo
católica Mashíaj aprueba y defiende esta costumbre siempre y cuando la
observancia del Shabat del séptimo día obligue a la familia a la participación
devota de la Sagrada Eucaristía Dominical, el primer día de la semana u octavo
día, en la que todos los bautizados celebramos la Resurrección del Mesías.
Por eso, los Hebreos Católicos
creemos lo que subraya san Gregorio Magno: “Nosotros consideramos como
verdadero sábado la persona de nuestro Redentor, Nuestro Señor Jesucristo” (“Verum autem sabbtum ipsum redemptorem
nostrum Iesum Christum Dominum habemus”: Epist. 13,1: CCL 140 A, 992. Carta
Apostólica Dies Domini del Santo padre Juan Pablo II. 31 de mayo de 1998.
P.9.).
De manera que, la Iglesia puede vivir
el “Shabbat” bíblico sin perjudicar el carácter cristiano del domingo:
“En esta perspectiva, la teología
bíblica del “Shabbat”, sin perjudicar el carácter cristiano del domingo, puede
ser recuperada plenamente… En efecto, el
continuo retorno del “Shabbat” aparta el tiempo del riesgo de encerrarse en sí
mismo, para que quede abierto al horizonte de lo eterno, mediante la acogida de
Di-s y de su kairoi, es decir, de los tiempos de su gracia y de sus
intervenciones salvíficas” (Juan Pablo
II. Dies Domini. Numero 60 Ed. Vaticana, p. 26).
Es importante destacar que el kabala
Shabat (Acogida del Shabat) es de origen relativamente reciente, y fue introducida
por la escuela cabalista de Safed a mediados del siglo XVI. De allí se difundió
a todas las comunidades judías del mundo, siendo aceptado gradualmente como
parte del servicio de oraciones del viernes por la noche.
LA REINA DEL SHABAT
Cada
vez que las mujeres encienden las velas del Shabat se llenan de alegría y te
une con tu gente, es decir, miran atrás; hacia los tiempos de nuestros ante
pasados; a Sara nuestra matriarca, cuya luz milagrosa iluminaba a Abraham y a
Itsjak. A Rivka quien, bendijo a la luz del Shabat desde que tenía tan sólo
tres años de edad. Y a Miriam la madre de Yeshúa el Salvador de Israel y las
Naciones que celebró el Shabat en toda su pureza y perfección con su Hijo
Yeshúa y su esposo san Yosef.
Entre
tanto, de acuerdo con la tradición hebrea, el Shabat es una Reina que nos
visita una vez a la semana a la que honramos al salir, con una comida especial.
Este banquete es llamado; melavé malka: “Escoltando a la Reina o Acompañantes
de la Reina”.
La
Virgen María (Miriam), es por excelencia la Reina del Shabat que antes, durante
y después del pacto guardó y santificó el Shabat. “Jesús pertenece a la cultura
judía postexilica. En ella, coexistiendo paralelamente con el templo, pero
anteponiéndose a este, se privilegia la participación en el culto a través de
los espacios cercanos al pueblo. El primero es la casa, el hogar, lugar sagrado
de la comida como liturgia familiar. En ella se celebra el memorial de la
pascua. En torno a bendiciones, salmos, pan y vino, cantos, catequesis
paternas, y en medio de la comida, los participantes se insertaban en el
misterio de salvación” (Concilio plenario
de Venezuela, número 88 p. 306).
En
conclusión, como dicta la tradición de la Iglesia; el sábado está dedicado a la
Santísima Virgen María. Recibimos a la Reina del Shabat el viernes por la noche
y la despedimos tras la Havdalá para entrar en el día primero de la semana (domingo),
en la cual Yeshúa se manifestó Resucitado.
El documento “Dies Domini” del santo Padre Juan Pablo II de feliz memoria en su
numeral 8 expresa lo siguiente: “En el
Nuevo Testamento recibe una nueva luz, la definitivo “descanso sabático” (Hebreo 4,9) en el que Cristo mismo
entró con su resurrección y en el que está llamado a entrar el pueblo de Di-s,
perseverando en su actitud de obediencia filiar (cf. Hb 4,3-16). Es necesario, pues, releer la gran página de la
creación y profundizar en la teología del “sábado”, para entrar en la plena
comprensión del domingo”.
En el amor del
Mashiaj,
Pbro.: Aarón
Yosef Cohen Tapiero. Padre fundador de la Asociación de Católicos con el
Carisma Hebraico y de Tradición Hebrea.
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