La Iglesia Católica: una sucá judeocristiana para todo el
mundo
“Mientras permanezca en esta tienda que es la vida…” (2
Pedro 1, 13-18).
Este texto de la Tradición apostólica nos recuerda lo que sucedió después
de Yom kipúr como se menciona en el Evangelio en sus cuatro redacciones (Cf. Mt
16, 16; Mc 8, 29; Lc 9, 20; Jn 6, 69), sucediendo luego las fiestas de las
Tiendas, cabañas “Sucót”, conocido en el evangelio como “La Transfiguración”
(Cf. Mt 17; Mc 9; Lc 9)
Por su parte “el Evangelio según Juan, el evangelista manifiesta un gran
conocimiento del judaísmo, de sus fiestas entre ellas la fiesta de las Tiendas
“Sucót”, de sus Escrituras. Reconoce claramente: el valor del patrimonio judío”
(Cf. El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana n. 76b).
También en Juan 1,14 se utiliza la
expresión ἐσκήνωσεν (eskēnōsen= "puso su tienda") para hablar de la
encarnación de Jesús, y que dicha expresión viene de σκηνόω (skēnóō) hace juego
con el hebreo "shajén", de donde viene la expresión
"Shejiná" para mostrar que en la carne de Jesús está Dios presente en
su sucá en medio de su pueblo. (Abbir ben Ismael. Mensaje por WhtsApp).
La Asociación de Católicos con el Carisma Hebraico y Tradición hebrea ha
tomado su propia identidad cristiana de la raíz sagrada (Cf. Rm 11, 16-18;
Evangelli Gaudium 247), contenida en la Tradición apostólica: guardiana y
protectora de las tradiciones hebreas, enseñando a la Iglesia “tesoros de
sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina. Por eso, la Iglesia
también se enriquece cuando recoge los valores del Judaísmo” (Cf. Evangelii
Gaudium n. 249ª).
Continuando con la 2 Carta de Pedro, los Cristianos Judíos continuaron
viviendo sus tradiciones o costumbres hebreas, y en esta recuerda, a través de
una catequesis, la fiesta de Sucót: “Los primeros cristianos eran judíos, que
normalmente se reunían como parte de la comunidad en la sinagoga, observaban
las leyes sobre los alimentos, el sábado, y el requisito de la circuncisión,
mientras que al mismo tiempo confesaban a Jesús como el Cristo enviado por Dios
para la salvación de Israel y de toda la raza humana” (Los Dones y la llamada
de Dios son irrevocables n. 15b).
Muchos biblistas y teólogos siguen opinando y enseñando que todo este
asunto “judío” terminó en el siglo I. hagamos un paneo en ciertos puntos para
llegar al siglo II.
El siguiente paneo mostrará paulatinamente la ruptura del cristianismo en
el seno del judaísmo sucedido por cuestiones políticas de Judea contra el
Imperio Romano:
1. En Jerusalén habían
florecido las comunidades de “Cristianos Judíos”, entre ellos se destaca la
comunidad dirigida por Santiago, el hermano del Señor, constituida por
convertidos del judaísmo y observantes de la Torá (Cf. Hechos 21, 20-24), el
cual fue martirizado el año 62, y le sucedió Simón, hijo de Cleofás y familiar
de Jesús. Pero tras el conflicto de la Guerra con Roma que estalló en el año
66, estos “Cristianos Judíos” huyeron a diferentes lugares: unos a Pella, otros
a Asia, llevándose consigo las costumbres judías.
2. El Papa Telésforo se
encuentra en una lista elaborada por San Ireneo de Lyon en el octavo lugar
después de Pedro (125-137), fue asesinado en tiempos del emperador romano
Adriano (136-137), pues según el derecho romano, pertenecía a un grupo judío rebelde. Las
consecuencias del delito de su muerte se dan tras la tercera Guerra judía
contra el Imperio Romano, liderada por Bar Kojbá (132-135). (Cf. Mario J.
Sabán. Consecuencias y ruptura entre el judaísmo y el cristianismo en el siglo
II, p. 74). Es decir, murió por estar vinculado directamente al grupo
"cristiano" como un movimiento interno en el seno del judaísmo.
3. Tras el año 177,
aproximadamente 48 “cristianos gentiles” sufrieron el martirio en Lyon durante
la persecución de Marco Aurelio, el décimo séptimo año de su reinado, por
negarse a ingerir alimentos prohibidos por la Torá, es decir, estos mártires
siguieron estrictamente el Decreto Apostólico del año 50 del concilio de
Jerusalén, donde se aplicaron cuatro de las siete leyes de Noé (Cf. Hechos 15,
21; (Historia eclesiástica. Obra de Eusebio de Cesarea V, 1.4; Eusebio de
Cesarea y los mártires cristianos p. 28-29).
4. Hacia el año (176-177) el
Papa Eleuterio suprimió por motivos políticos del decreto apostólico del
Concilio de Jerusalém, el cual no se aplicaría más, algunas normas como la
pureza e impureza, las leyes dietéticas
de alimentación “kashrut”, ecepto algunas costumbres hebraicas, terminando así
con las observancias mínimas que se exigieron a los gentiles. “Y nuevamente
afirmó que ningún alimento debe ser repudiado por los cristianos fuertes en su
fe, como Dios lo creó, si embargo, que sea sensible y comestible”
(Cf. Wikipedia.org/wiki/Eleuterio; litadepapas.com/papa-san-eleuterio/;
slringfiver.com/es/Eleuterio).
Según este paneo extrayendo algunos datos relevantes, algunas de las
tradiciones hebraicas continuaron hacia el siglo III o IV, mientras se iba
modificando también la fecha Pascual del calendario judío.
“La separación de la Iglesia de la sinagoga no aconteció bruscamente,
incluso según algunas opiniones recientes, solo llegó a terminar cumplidamente
hacia el siglo tercero o cuarto. Esto significa que muchos cristianos del
primer periodo no veían ninguna contradicción entre vivir de acuerdo con
algunos aspectos de la tradición judía y confesar a Jesús como Cristo” (Cf. Los
Dones y la llamada de Dios son irrevocables n. 16).
El Papa Francisco ha dicho que los cristianos no podemos considerar al
judaísmo como una religión ajena (Cf. Evangelii Gaudium 247b), porque nos
nutrimos del buen olivo que son los judíos, en la Tradición apostólica.
Todos estamos llamados a acoger a nuestro hermano sea de la nación que
fuere en nuestra tienda, sucá y servirles con amor, con misericordia. Gracias a
este proceso de separación paulatinamente, la Iglesia Católica abrió su tienda,
la “sucá”, para recibir a todos los hombres brindándoles misericordia,
servicio, amor, perdón cumpliéndose la profecía de Zacarías: “Los
supervivientes de todas las naciones que atacaron Jerusalén subirán de año en
año a postrarse ante el Rey YHVH Sebaot y a celebrar la fiesta de las Tiendas
“Sucót” (Zacarías 14, 16).
Seamos una “sucá” de misericordia para la humanidad y puedan ellos adorar
al Rey de reyes y Señor de señores, para que la alegría sea plena. ¡Jag Sucot
Saméaj!.
Pbro.: Aharon Cohen Tapiero – Hernán Díaz
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