La
Asociación de Católicos de Tradición Hebrea reza el Santo Rosario en su lengua
nacional el 28 de cada mes recordando el Día de Jerusalem,
יום
ירושלים Yom Yerushalayim,
que hace eco al precepto divino: “¡Rogad por la paz de Jerusalem!
¡Vivan en paz los que te aman!” (Salmo 122,6). Así
lo ha manifestado San Juan Pablo II en
su visita a Tierra Santa desde el 20 a 26 del año 2000 dirigiéndose
primeramente al Gran Mufti de
Jerusalem, Ekri Sabri: “Jerusalem es
la ciudad más santa y debe ser el centro mundial de la paz”. Luego fue llevado
al Hakótel Hama
araví
el cual lo recibió el rabino Michael Melchior
donde dijo: “Si no hay paz en Jerusalem no
habrá paz en el resto del mundo” y en la Exhortación post-sinodal Ecclesia
in Asia, n. 9:
“La paz en la región e incluso en el mundo, depende en gran medida de la
reconciliación y de la paz por largo tiempo ausente en Jerusalem”.
La Comunidad Mashiaj
tiene certeza que el Mashiaj
trae paz “Shalom” cada vez que meditamos los Misterios del Santo Rosario y el
mal queda derrotado “Y el Di-s de la paz aplastará pronto a Satanás bajo
vuestros pies” (Romanos 16,20). Más
el Papa Francisco lo confirma en nuestro tiempo: “Os invito a orar para que la
Ciudad Santa, querida por judíos, cristianos y musulmanes, que en los últimos
días ha sido testigo de numerosas tensiones, pueda ser un signo de la paz que Di-s desea para toda la familia
humana” (Papa Francisco, en el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del
Vaticano, con motivo del día de Todos los Santos).
Orar
por la paz de Jerusalem es
orar por la paz mundial. Si oramos y amamos a la Jerualem
física lo hacemos por toda las naciones
a la cual están llamadas a la Jerusalem
del cielo. San Juan lo dejó bien claro: “Si uno dice que ama a Di-s mientras
odia a su hermano, miente; porque si no ama al hermano a quien ve, no puede
amar a Di-s a quien no ve. Y el mandato que nos dio es que quien ama a Di-s ame
también a su hermano” (1 Juan 4,20-21).
En
el Catecismo de la Iglesia Católica en sus numerales 2302 al 2317
trata sobre “La defensa de la paz” el cual indica que Jesús pide la paz del
corazón. Esto nos recuerda que Él mismo nos la da en Jerusalem
para todas las naciones “La paz les dejo, les doy mi paz, y no como la da el
mundo” (Juan 14,27). En
la Eucaristía se dice desde Jerusalem
las palabras propia del Señor para toda la humanidad.
Pbro.:
Aharon Cohen Tapiero. RENOVANDO NUESTROS ESTATUTOS CONFORME A LA SANA DOCTRINA DE LA IGLESIA
CATÓLICA.
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YESHUA HAMASHIAJ