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jueves, 6 de enero de 2022

Comentario al Evangelio de la Fiesta de la Epifanía del Señor.


 Comentario al Evangelio de la Fiesta de la Epifanía del Señor.

Evangelio de Mateo 2,1-12.

Yeshúa nació en tiempos del rey Herodos haGadol (Herodes el Grande), en una época muy convulsa y con un rey terriblemente celoso de su poder, y eliminaba a todo aquel que él consideraba peligroso, aunque no lo fuera. El historiador judío Flavio Josefo da constancia de las atrocidades que este monarca cometió, llegando incluso a matar a cuatro de sus hijos y al amor de su vida, la asmonea Mariamne; era tan cruel que el emperador romano Augusto, al enterarse de todo esto, creó un dicho que se hizo muy popular en su época con un juego de palabras en griego que decía: "más vale ser un cerdo (hys) que hijo (hyios) de Herodos".

En Judea, territorio de Herodos, residían Yeshúa, Miryam (María) y Yosef (José). Y en Yerushaláim (Jerusalén) Herodos tenía su palacio, y a él llegan unos Magos de oriente.
¿Qué clase de magos eran? El texto griego usa la expresión griega μάγοι (mágoi), que es la forma griega del persa "magusha". Estos magos de Persia eran excelentes astrónomos y astrólogos, hacían adivinación con el fuego y otras cosas más, lo cual los hacía muy requeridos por los reyes orientales.

La Biblia no dice los nombres ni el número de magos, ni siquiera que eran reyes. Fue la tradición posterior la que adornó el relato, haciéndolos tres reyes, deducido por el número de regalos y dándoles nombre: Meljón (Melchor), Kashpari (Gaspar) y Belthzazar (Baltasar).

Estos Magos vieron una estrella que anunciaba el nacimiento de un gran rey nacido en Israel, pero de tal relevancia que se vieron en la necesidad de rendirle honores, y más aún, adoración (Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, oh Señor; y glorificarán tu nombre. Salmo 86,9).

Los Magos hacen a Herodos una pregunta explosiva, que altera no solo al monarca, sino a toda Yerushaláim: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.»

"Rey de los Judíos" era el título que el César Augusto había concedido a Herodos, y ahora le decían que había nacido un nuevo "rey de los judíos", que en la mente del rey idumeo no era otra cosa que otro estorbo que había que eliminar...

Entonces Herodos manda llamar al Kohen haGadol (Sumo Sacerdote) y a los Soferim (Escribas) para que le digan dónde debía nacer el Mashíaj (Mesías/Cristo), y ellos le respondieron citando a Mijeyahu haNabí (el Profeta Miqueas): en Bet'lejém (Belén).

El astuto Herodos llama aparte a los Magos y les pide información de sus lecturas astrológicas, y ellos se la muestran, que es el tiempo en que la estrella comenzó a brillar. Probablemente Yeshúa tenía ya dos años de vida, ya que es el rango de edad que Herodos usa en su posterior matanza infantil. Después, les indica que vayan a Bet'lejém para que vayan y lo adoren, pidiéndoles que, en cuanto encuentren al Rey recién nacido, regresen y le informen el lugar exacto para también ir a "adorarlo", pero sus planes eran otros...

Los Magos salen del palacio herodiano y ven la estrella, lo cual los llena de alegría, pudiendo llegar a la casa donde vivían en ese momento Yeshúa, Miryam y Yoséf; y al ver al pequeño, se postran ante él y le rinden adoración; y abriendo sus cofres, le dan tres regalos: oro, incienso y mirra. Estos tres dones tienen un profundo simbolismo teológico, pues el oro era el regalo para los reyes, además de que cubría el interior del Bet haMikdash (Templo de Jerusalén); el incienso se quemaba solo ante Adonai, lo cual expresa la divinidad de Yeshúa, y la mirra era un aromatizante muy apreciado que también se usaba para preparar a los cadáveres para la sepultura, lo cual nos habla de su humanidad.

Una vez cumplida su misión, los Magos se van a dormir, y en sueños son advertidos de los funestos planes de Herodos, por lo cual toman otro camino para volver a su patria.
Cabe mencionar que los Magos eran paganos, y los judíos creían que estaban que estaban excluidos del Reino de Adonai y la era mesiánica, pero, como siempre, Hashem nos calla la boca, y llama a los "despreciados" goyim (gentiles) para que junto con los "aborrecibles" pastores fueran los primeros en conocer y adorar a el Eterno hecho carne.

Elohim tiene otra forma de ver las cosas, y nos muestra que nadie le gana en misericordia, pues los excluidos y marginados tienen la puerta abierta a la casa del Padre desde que el Verbo de Adonai se hizo carne...

- Abbir ben Ismael.

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