EL PERDÓN LIBERA
(Fórmula I, Acto penitencial. Misal Romano)
Desde la antigüedad diez días después
de Yom Teruah - Rosh Hashaná el Año
Nuevo Judío, Dios decide el destino de
toda la humanidad expresando todo su amor el día de Yom Kippur, día de “Expiación, perdón, arrepentimiento”, y Jesús
había predicho ese mismo día de Yom kippur que su amor y salvación se
extendería a todo el universo, abriendo como antesala la confesión de Simón
Pedro (Cf. Mateo 16, 13-21), para
luego instituir el sacramento de la
Penitencia y de la reconciliación conocidos en la Iglesia como sacramento de
conversión, Penitencia, confesión, perdón y reconciliación (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica 1422-1424), “Recibid el
Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a
quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Cf. Jn. 20, 22). Así lo indica la Didajé entre los años 60 -160:
“En la reunión de los fieles confesaras tus pecados y no te acercaras a la
oración con conciencia mala” (Cf. Didajé IV, 14).
En el judaísmo, hasta el día de hoy en
Yom kippur confiesan sus pecados inclinados hacia adelante, con la cabeza baja
y golpeándose el pecho. Así sucede en los ritos iniciales de la Santa Misa con
la fórmula I del Acto penitencial “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa” golpeándose el pecho, es decir, es día de perdón “Yom Kipúr” en cada
Santa Misa. También cuando se permite la reconciliación de muchos penitentes
mediante confesión y absolución general se les invita a arrodillarse o inclinar
la cabeza para rezar el “Yo confieso” (Cf.
Ritual de la penitencia, capítulo III, nº 61; Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium, 26-27). La Iglesia Católica heredó esta Tradición
hebrea donde el sumo sacerdote administraba el perdón de los pecados o
“sacramento del perdón”, y así se continúa donde los fieles buscan al sacerdote
para confesar sus pecados recibiendo la absolución YHVH mismo que los perdona (Cf. Hebreos 9, 7; Éxodo 30, 10; Levítico
16, 2-29; Hebreo 7, 27s), así lo instituyó Jesús nuestro sumo sacerdote (Cf. Jn. 20, 22).
El judaísmo no conservó esta tradición
porque no tienen Templo, por consiguiente no hay sacerdote que administre el
perdón de los pecados de él y los del pueblo, alejándose de muchas tradiciones
judías que sólo conservó la Iglesia Católica. La Iglesia Católica conserva el
sacramento del Perdón y anima constantemente que nos perdonemos mutuamente por
las faltas que cometemos como reza el Padre Nuestro. Esta última la conserva el
judaísmo (Mateo 6, 9-13; Ben Sira 28, 2;
Mateo 5, 23; 6, 14-15).
Según la carta a los Hebreos 9 y 10 y
el Evangelio según san Mateo 16 existe una conexión entre Yom Kippur y el
sacrificio eucarístico. Documentos procedentes del judaísmo como el Zohar y el
Talmud de Jerusalém fijaron un acontecimiento para que fuese recordado de
generación en generación. Este texto está indicando indirectamente la conexión
que hubo entre el Seder de Pesaj “la ultima cena” el 14 de Nisan con el 15 de
Nisan cuando se tenían los sacrificios de Chagigah, con el primer sacrificio a
las 9:00 am. Hora en que fue crucificado Yeshúa y a las 3:00 pm, cuando fue
sacrificado el segundo cordero en el altar del Templo de Jerusalém ocurrió el
sacrificio de Yeshúa en el Altar de la Cruz.
Así se menciona en la carta a los
Hebreos 9, 20: “Esta es la sangre de la alianza que Dios ha contraído con ustedes”
(Cf. Éxodo 24, 8ss) y la Plegaria
Eucarística dice así: “…Este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza
nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de
los pecados. Haced esto en conmemoración mía” (Plegaria Eucarística, Misal Romano Cf. Mateo 26, 28).
Por tanto, la conexión entre Yom
Kippur y el sacrificio eucarístico en el altar de la Cruz se debía derramar
sangre para recibir el perdón (Cf.
Hebreos 9, 22; Misná, Yomá 4,2-3).
“En cambio, Cristo se presentó como sumo
sacerdote de los bienes futuros, oficiando en una Tienda mayor y más perfecta,
no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo. Y penetró en el
santuario una vez para siempre, no presentando sangre de machos cabríos ni de
novillos, sino su propia sangre. De este modo consiguió la liberación
definitiva. Y no entró para ofrecerse a sí mismo repetidas veces, como hace el
sumo sacerdote, que entra cada año en el santuario con sangre ajena. Para ello
tenía que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Pero el hecho es
que se ha manifestado una sola vez
ahora, al final de los tiempos, para destruir el pecado mediante su
sacrificio”. (Hebreos 9, 11-12.25-27)
Por tanto, el arca del testimonio dio
su último efecto el día de la crucifixión de Jesús. Y ese mismo año en Yom
Kippur, YHVH mostraba a través de una cinta escarlata, si salvaba o no a su
pueblo, se sabe que desde ese entonces jamás mostró el perdón de los pecados
del pueblo por la tal cinta escarlata, porque ya Jesús había derramado su
sangre en el Monte Moriah, “El Trono de YHVH”: “Todos los pecados son
perdonados, en este día, las manchas del alma y del cuerpo, todas ese día. Di-s
hace penitencia por Israel y los purifica de todos sus pecados y no son
acusados ante Él. En este día el sacerdote, hace penitencia por él y por su
casa y por los sacerdotes y por todo Israel. Y sabían, por una cinta escarlata,
si el sacerdote había tenido éxito. Se sabía si el color de la cinta cambiaba a
blanco, que había júbilo en lo alto y en lo bajo, sino, todos quedaban
acongojados, sabiendo que su oración no había sido aceptada” (Zohar Vayikrá, sección 3, abreviado).
El Talmud es el que suministra el
tiempo de este gran acontecimiento, que dejó de ocurrir el año 30 e.C,
precisamente cuando fue crucificado Jesús el Nazareno, que al mismo tiempo se
rasgó en dos la cortina del Templo (Cf.
Mc 15, 37-38).
“Originalmente, se acostumbraba
amarrar la cinta escarlata en la parte de afuera de la puerta del Templo. Si no
se volvía blanca el pueblo se entristecía. Por cuarenta años antes de la
destrucción del Templo la cinta nunca se volvió blanca, sino que permanecía
roja” (Rosh Hashanáh 31b. Yoma 39b;
Aharon Cohen Tapiero. Rabí – Maestro, Venezuela 2008, p 63).
La salvación empezó a brillar cada
ocho días en la comunidad judeocristiana naciente día de la resurrección del
Señor, así como se recuerda en aquel documento donde el gran rey sabio Salomón
ofreció el sacrificio de la dedicación y terminación del templo por ocho días (II Macabeos 2, 9-12). También la purificación
del templo que los extranjeros lo habían profanado, celebraron con regocijo
ocho días de fiesta (Cf. II Macabeos 10,
6; Levítico, 23, 36-44; Números 29,35; Nehemías 8,18). Por tanto, esto hace
alusión al primer día de la creación, cuando el Eterno dijo que se hiciera la
Luz “Y llamó Dios a la luz día, y a la oscuridad la llamó noche. Y atardeció y
amaneció: día primero” (Génesis 1,5).
Por lo tanto, la primera Génesis comenzó un domingo en el calendario gregoriano
(Cf. Shemó Éxodo 40, 2.12). Así entramos
al definitivo descanso sabático como dice el documento “Dies Domini” del Santo
Padre Juan Pablo II de feliz memoria en su numeral 8: “En el Nuevo Testamento
recibe una nueva luz, la del definitivo “descanso sabático” (Cf. Hebreo 4,9) en el que Cristo mismo
entró con su Resurrección y en el que está llamado a entrar el pueblo de Dios,
perseverando en su actitud de obediencia filial (cf. Hb 4, 3-16). Es necesario, pues, releer la gran página de la
creación y profundizar en la teología del “sábado”, para entrar en la plena
comprensión del domingo”.
Como vemos el arca del testimonio
perdió su efecto, dando paso al sacrificio de Acción de Gracias: Así comenta el
Midrash: “En el futuro por venir, todas las ofrendas de sacrificios, serán
abolidas, menos las ofrendas de acción de gracias; todas las oraciones serán
abolidas, menos las oraciones de agradecimiento” (Vayikrá Rabá 27:12, 9:7).
Y también el Talmud dice: “…Dijo Dios:
en este mundo, un sacrificio efectuó la expiación de ellos (el Pueblo Judío),
pero en el Mundo Venidero perdonaré vuestros pecados sin sacrificios…” (Tanhuma Shemini, párrofo 10).
Estos textos están señalando que sólo
perdurará el sacrifico de “Acción de Gracias” que en griego se dice
“Eucharistia”, es decir “Eucaristía – Acción de Gracias”, el Altar de la Cruz
donde se confecciona el Pan Eucarístico. Por tanto, el kabalista Rashi comenta
que sólo quedaría el “Korban Todah – Ofrenda de acción de gracias” el cual,
cuatro tipos de personas están obligados a agradecer a Di-s. Estas personas
simbolizan la humanidad que viene de los cuatro puntos cardinales de la tierra
para la “Acción de Gracias”, la Eucaristía al encuentro con el Mashiaj la Luz
del Mundo y ser así liberados del pecado. También dice Rashi, que no se trata
de sacrificios de animales, sino de vino que se vierte sobre el altar. (Cf. Misnah Beruna 1,14). Sin duda que
está señalando que todas las korbanot se volverán abolidas en los tiempos del
Mashiaj, con excepción del “Korban Todá”. (Cf.
Aharon Cohen Tapiero. Rabí – Maestro, Venezuela 2008, p 65).
Para terminar, en los descubrimientos
de las cuevas de Qumrán encontraron un texto de 200 años de antigüedad antes de
Jesús llamado “El Testamento de los Doce Patriarcas” es decir, de los doce
líderes de los hijos de Jacod. En el Testamento de José Dice:
“Y vi a una Virgen nacida de la Tribu
de Judá y de ella nació un Cordero sin mancha, quien va a salvar a las naciones
e Israel de su pecados”.
El Testamento de Benjamín dice:
“Y va a morir el inocente por los
pecadores para salvación de Israel y las naciones” (Conferencia 1. Los Evangelios como literatura judía. Prof. David
Sedaca. Raíces Judías del Cristianismo. Moriacollege).
Pbro.:
Aharon Cohen Tapiero - Hernán Díaz.
En
el amor al Mashiaj.
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YESHUA HAMASHIAJ