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domingo, 14 de febrero de 2021

San Yosef en Bar Mitzvá y la Confirmación en la Iglesia

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San Yosef en Bar Mitzvá y la Confirmación en la Iglesia

 

“La doctrina sobre los bautismos, la imposición de las manos” (Hebreos 6,2)

 

Continuamos en un paso más sobre la vida religiosa de San Yosef, su comportamiento y costumbres que se proyectaría en la vida de Yeshúa y la era apostólica del siglo I, hasta nuestros días, el cual es difícil encontrar evidencias del “Yosef histórico”, descubriendo así que muchos usos y costumbres del judaísmo del siglo I cayeron en desuso para desaparecer su vínculo con el cristianismo naciente.

 

Documentos de la Santa Sede han confirmado que en la Tradición apostólica se vivían las tradiciones hebreas entre los primeros cristianos judíos: “Los primeros cristianos eran judíos, que normalmente se reunían como parte de la comunidad en la sinagoga, observaban las leyes sobre los alimentos, el sábado y el requisito de la circuncisión, mientras que al mismo tiempo confesaban a Yeshúa como el Mesías enviado por Dios para la salvación de Israel y de toda la raza humana” (Los Dones y la llamada de Dios son irrevocables 15; Cf. El Pueblo Judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana 79b).

 

San Yosef al cumplir 12 años de haber sido circuncidado y de una larga educación religiosa por parte de su padre Jacod para ser “Hijo de los mandamientos” (Bar Mitzvá) y que recibiría después su hijo adoptivo Yeshúa cuando lo encontraron en el Templo de Jerusalém escuchando a los Doctores de la Ley e interpretando la Toráh a la edad de 12 años (Cf. Lucas 2, 41-52).

 

San Yosef y luego su hijo adoptivo Yeshúa a los 12 años en adelante empezaron sus compromisos, obligaciones volviéndose responsables de cumplir los mandamientos con la familia, con la comunidad y la relación con Dios.

 

En el Evangelio de Lucas, Yeshúa da a conocer su responsabilidad como “Hijo de los mandamientos” cuando dijo que tenía que ocuparse a hora en los asuntos de su Padre (Cf. Lucas 2, 49). Este acto del siglo I es confirmado en el Talmud, kidushin, 31ª, donde dice que tiene más valor el que cumple algo por deber. También confirma el Evangelio de Lucas el Bar Mitzvá halájico en Yosef proyectado en su hijo, manifestando la madurez física ligado con el comienzo de la madurez espiritual y la responsabilidad donde una antigua tradición indica que la persona se siente obligado a cumplir las mitzvot (Cf. Lucas 2, 52).

 

Esta edad de 12 años con madurez física y espiritual no está lejos de la realidad de nuestro tiempo y lo vemos en un niño de doce años conocido en toda Hispanoamérica el Dr. José Gregorio Hernández que escribió un folleto para su devoción personal a esa edad (Cf. Ecos Catequéticos año 4, n 31. Pan Diario de la Palabra, febrero 2021).

 

San Yosef con su saber y madurez espiritual empezó a colocarse el talit (manto de oración), los zitzit (flecos, borlas), como también los tefilín (filacterias); pero este último se lo colocaba todos los días de la semana menos en shabbat y días festivos.

 

Esta edad en que los niños adultos pasaban ser “Hijos de los mandamientos” estaban conectados desde Isaac hijo de Abraham, ya que Lucas pone de relieve tres factores en relación con Génesis 22:

 

A.        Lucas 2, 41 – 52

1.        Pascua, Monte Moriam – Sacrificio

2.        “12 años” (niño adulto).

3.        “Luego de tres días”.

 

B.        Génesis 22

1.        Monte Moriam – Sacrificio.

2.        “Niño” (niño adulto).

3.        “Tercer día”.

 

 

Pero en el judaísmo del siglo I y entrando al II buscaron desaparecer su vínculo con el cristianismo abandonado la teviláh “bautismo” de las niñas (mujercitas); la Tanáj griega dejándosela a los cristianos creando una nueva versión de la Tanáj hebrea existente sin vocales “biblia hebrea con las nekudot”, conocidas también como masoras o vocales del hebreo.

 

Para el siglo II se muestran cambios y aparece en la Mishná, Tratado Nidá 5, 6 comentando que el niño recibe su Mitzvá a los 13 años mientras que las niñas a los 12, llevando la contraria a como se venía haciendo en Judea y aceptando la costumbre de Babilonia que lo hacían a los 13 años (Cf. Talmud, Pirkei Avot 6, 25. Siglo V – VI).

 

El término “Bar Mitzvá” aparece por vez primera en Babilonia en el siglo VIII d.c, siguiendo las costumbres semitas de los babilonios arameos que venían de la línea de Ismael que fue circuncidado a la edad de 13 años (Cf. Génesis 17, 25; Responsa Rosh 16,).

 

Los sabios eruditos hebreos de  Babilonia de los siglos III y , se cree que tomaron varios midrashim (relatos de tradición oral) sobre todo de Babilonia, ya que desconocían las costumbres de la Judea del siglo I, por eso, que la gran parte del Talmud fue escrito en Babilonia.

 

Los hechos de los Apóstoles nos dan datos interesantes siguiendo una línea de la formación religiosa: “Como señal de la Alianza le dio la circuncisión. Y así al nacer su hijo Isaac lo circuncidó al octavo día. Isaac engendró a Jacod y Jacod a los doce patriarcas” (Hechos 7, 8).

 

Es de saber que el Papa San Clemente a finales del siglo I dijo que la Carta a los Hebreos fue escrita en lengua hebrea para los hebreos creyentes en el Mashíaj, pero Lucas la tradujo para los griegos (Cf. Eusebio de Cesaréa, He VI, 14, 2-4), y escrita antes del año 70 d.c, aunque algunos lo ubican entre los 90 d.c, e igualmente estos “Cristianos Judíos” seguían viviendo sus costumbres.

 

La imposición de las manos lo hacía el Sumo Sacerdote “Cohen Gadol” y los cohanin porque venían con la bendición de Dios desde la época de Moisés y Aharon. En la actualidad lo hacen los rabinos a los niños en la sinagoga recitando la verajá “bendición” imponiendo las manos, pronunciando su nuevo nombre judío como un judío nuevo con responsabilidad. Luego saca la Toráh del armario y hace su primera lectura.

 

La confirmación que antiguamente se llamaba “Imposición de las manos” como lo decía San Agustín, cuyo nombre fue implementado por vez primera en el siglo V por San León Magno, fue prefigurada (Cf. 1 Cor 10, 2ss) de la ceremonia de los niños varones que cumplían 12 años en Judea, que luego en la era apostólica cuando recibían la teviláh “bautismo” ordenado por Yeshúa a toda la familia humana; los jóvenes y adultos automáticamente los Apóstoles debían imponerles las manos para que recibieran el Espíritu Santo porque ya era personas adultas para cumplir con sus obligaciones religiosas en Jesucristo.

 

El Concilio Vaticano II en su documento “Lumen Gentium” Luz de las Naciones dice: “Por el Sacramento de la Confirmación los fieles se vinculan con más perfección a la Iglesia, se enriquecen con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma, se obligan con mayor compromiso a difundir y defender la fe, con sus palabras y sus obras como verdaderos testigos de Cristo” (LG 11).

 

 

Pbro. Aharón Cohen Tapiero (Hernán Díaz). Padre fundador de Mashiaj y Prior General de la Fraternidad Santa María de Sión

 

 

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San Yosef, las leyes de pureza legal y el Covid-19.

 

  "Acude a purificarte con ellos y paga los gastos para que se afeiten la cabeza; así sabrán todos que los rumores que corren acerca de ti no tienen fundamento y que eres un judío observante de la Toráh” (Hechos 21, 24).

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YESHUA HAMASHIAJ