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sábado, 26 de septiembre de 2020

YOM KIPPUR EN LA EUCARISTIA (Hebreos 9, 11-22; 10, 12; Cf. Lv 16, 30-31)


YOM KIPPUR EN LA EUCARISTIA

(Hebreos 9, 11-22; 10, 12; Cf. Lv 16, 30-31)

 

“Tomen y beban todos de él, porque éste es el  cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía” (Plegaria Eucarística, Misal Romano).

 

Ante de entrar a la Plegaria Eucarística, el sacerdote lava sus manos diciendo en secreto: Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado (IGMR 145), con este rito se expresa el deseo de purificación interior (IGMR 76), inspirada en las palabras que el Salmo 51 expresa: “Lávame a fondo de mi culpa y de mi pecado purifícame” (Sal 51, 4). Esta fórmula está presente desde la antigüedad como se testimonia en la Tradición Apostólica, Tertuliano y san Cirilo de Jerusalén (Cf. Tertuliano, De oratione III, CSFL 20, 188; Tradición Apotolique, 41, sC 22 bis, parís 1968, 125; Catequesis Mistagógica V, 2).

 

Así como el Cohen Gadol “Sumo Sacerdote” se purificaba en el Mikvé “baño ritual” antes de realizar su servicio sagrado, el sacerdote católico, sigue esta larga tradición judía como símbolo de purificación interior (Cf. Levítico 16, 4; Éxodo 30, 1- 21), y aún hoy  en día, en el mundo judío, los hombres se sumergen en el Mikvé en la víspera de Yom Kippur (Cf. Shulján Aruj 606,4).

 

Desde la antigüedad diez días después de Yom Teruah -  Rosh Hashaná el Año Nuevo Judío,  Dios decide el destino de toda la humanidad expresando todo su amor el día de Yom Kippur, día de  “Expiación, perdón, arrepentimiento”, y Jesús había predicho ese mismo día de Yom kippur que su amor y salvación se extendería a todo el universo, abriendo como antesala la confesión de Simón Pedro (Cf. Mateo 16, 13-21), para luego  instituir el sacramento de la Penitencia y de la reconciliación conocidos en la Iglesia como sacramento de conversión, Penitencia, confesión, perdón y Reconciliación (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica 1422-1424), “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Cf. Jn. 20, 22). Así Lo indica la Didajé, un antiguo catecismo escrito entre los años 60 -160: “En la reunión de los fieles confesaras tus pecados y no te acercaras a la oración con conciencia mala”   (Cf. Didajé IV, 14).

 

Según la carta a los Hebreos 9 y 10 y el Evangelio según san Mateo 16, existe una conexión entre Yom Kippur y el sacrificio eucarístico. Documentos procedentes del judaísmo como el Zohar y el Talmud de Jerusalém, fijaron un acontecimiento para que fuese recordado de generación en generación. Este texto está indicando indirectamente la conexión que hubo entre el Seder de Pesaj “la ultima cena” el 14 de Nisan con el 15 de Nisan cuando se tenían los sacrificios de Chagigah, con el primer sacrificio a las 9:00 am. Hora en que fue crucificado Yeshúa y a las 3:00 pm, cuando fue sacrificado el segundo cordero en el altar del Templo de Jerusalém, hora en que ocurrió el sacrificio de Yeshúa en el Altar de la Cruz.

 

Así se menciona en la carta a los Hebreos 9, 20: “Esta es la sangre de la alianza que Dios ha contraído con ustedes” (Cf. Éxodo 24, 8ss) y la Plegaria Eucarística dice así: “…Este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía” (Plegaria Eucarística, Misal Romano).

 

Por tanto, la conexión entre Yom Kippur y el sacrificio eucarístico en el altar de la Cruz, es que se debía derramar sangre para recibir el perdón (Cf. Hebreos 9, 22; Misná, Yomá 4,2-3).

 

El Zohar y el Talmud revelan que los sacrificios habían cesado cuarenta años antes de la destrucción del Templo de Jerusalem, ocurrida en el año 70. Estos textos mencionan que cada año, en la celebración del Yom Kippur, había una cierta “Cinta Escarlata” que cuando se volvía blanca significaba que Dios había aceptado el sacrificio.

           

“Todos los pecados son perdonados, en este día, las manchas del alma y del cuerpo, todas ese día. Dios hace penitencia por Israel y los purifica de todos sus pecados y no son acusados ante Él. En este día el sacerdote, hace penitencia por él y por su casa y por los sacerdotes y por todo Israel. Y sabían, por la cinta escarlata, si el sacerdote había tenido éxito. Se sabía si el color de la cinta cambiaba a blanco, que había júbilo en lo alto y en lo bajo, sino, todos quedaban acongojados, sabiendo que su oración no había sido aceptada” (Zohar Vayikrá, sección 3, abreviado; cf. Misná, Yomá 4,2).

 

El Talmud de Jerusalém es el que suministra el tiempo de este gran acontecimiento que dejó de ocurrir el año 30 e.C, precisamente cuando fue crucificado Jesús Nazareno y rey de los judíos.

 

Una vez al año el día de Yom Kippur el Sumo Sacerdote “Cohen Gadol” rociaba sangre en el propiciatorio del arca de la alianza para el perdón de él y por los del pueblo. (Cf. Hebreos 9, 6-7; 10, 19-20; Juan 3,16; Lv 16, 4), pronunciando el sagrado nombre de Dios YHVH que ninguno de los demás sacerdotes fuera de él, pronunciaban, y así, el pueblo obtenía el perdón de los pecados. Igualmente sucede en la Plegaria eucarística cuando pronunciamos el sagrado nombre de Yeshua “YHVH salva” (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica 2666; 430-435). Y ese mismo año en Yom Kippur, YHVH mostraba a través de la cinta escarlata, si salvaba o no a su pueblo, se sabe que desde ese entonces jamás mostró el perdón de los pecados del pueblo por la tal cinta escarlata, porque ya Jesús había derramado su sangre en el Monte Moriah, “El Trono de YHVH” para la salvación de todo el universo (Cf. Jeremías 3, 16-18).

 

“Originalmente, se acostumbraba amarrar la cinta escarlata en la parte de afuera de la puerta del Templo. Si no se volvía blanca el pueblo se entristecía. Por cuarenta años antes de la destrucción del Templo la cinta nunca se volvió blanca, sino que permanecía roja” (Rosh Hashanáh 31b. Yoma 39b; cf. Misná, Yomá 4,2).

 

Otra conexión con Yom Kippur y la cinta escarlata, sucedió en Pesaj y nos la menciona el Evangelio: “Hacia la hora nona (tres de la tarde) exclamó con voz fuerte, diciendo: Eli, Eli, lema sabachtani! Que quiere decir: Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?” (Cf. Mateo 27, 46), pero los soldados presentes nunca entendieron lo que Jesús estaba hablando en el lenguaje de Judea, los que si lo entenderían fueron los judíos presentes, y pudieron relacionarlo con el chivo expiatorio que llevaba una cinta roja en la fiesta de Yom Kippur, el cual,  cargaba la culpa, los pecados del pueblo y era enviado al desierto y ser abandonado allí hasta morir (Cf. Lv 16, 5-11; Lv 16, 21-22) y así sucediera el milagro de la cinta roja o escarlata que se colocaba en la puerta del Templo de Jerusalém para que se volviera blanca (Cf. Mishná, Yomá 6,8; Isaías 1, 18; Midrash Sifré Dt 1,7 ).

 

Queda bien claro que los sacrificios terminaron después de la llegada del Mashiaj y sólo quedó el sacrificio de Acción de Gracias, que en griego se dice Eucaristía justamente cuando ocurrió la Crucifixión del Mashiaj.

 

Y también el Talmud dice: “…Dijo Dios: en este mundo, un sacrificio efectuó la expiación de ellos (el Pueblo Judío), pero en el Mundo Venidero perdonaré vuestros pecados sin sacrificios…” (Tanhuma Shemini, párrafo 10). El kabalista Rashi comenta que sólo quedaría el “Korban Todah" - Ofrenda de acción de gracias - según el cual, cuatro tipos de personas están obligados a agradecer a Dios; estas personas simbolizan la humanidad que vienen de los cuatro puntos cardinales de la tierra para la “Acción de Gracias” (Eucaristía) al encuentro con el Mashiaj la Luz del Mundo y ser así liberados del pecado".

 

“…Para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía.” (Cf. Plegaria Eucarística, Misal Romano).  También dice Rashi, que no se trata de sacrificios de animales, sino de vino que se vierte sobre el altar. (Cf. Misnah Beruna 1,14). Sin duda alguna, está señalando que todas las korbanot serán abolidas en los tiempos del Mashiaj con excepción del “Korban Todá” la Eucaristía.

 

“Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por otra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente!” (Hebreos 9, 13-14).

 

En el amor al Mashiaj,

Pbro.: Hernan Díaz – Aharon Cohen Tapiero

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Catecismo de la Iglesia Católica. (New York, 1997).

 

Desclée de Brouwer. Biblia de Jerusalem. (España, 2001).

George Hansel. Exploraciones talmúdicas, principios básicos y su inspiración. (Madrid, 1998).

Tertuliano, De oratione III, CSFL 20, 188; Tradición Apotolique, 41, sC 22 bis, parís 1968, 125

Yosef Karo. Shulján Arúj, (España, 2003).

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